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martes, 14 de enero de 2025

El Dr. Enrique García de Ancos, Hijo Adoptivo de Tembleque en 1917.

Nueva cita con la historia de nuestro pueblo, en este caso, a modo de homenaje póstumo, para presentaros al que creo que ha sido el único Hijo Adoptivo que ha tenido Tembleque de manera oficial, Don Enrique García de Ancos, en el año 1917.
Don Enrique García de Ancos
, fue médico titular de Tembleque, entre los años 1879 y 1887.
 Natural de Madrid, nacido el 30 de marzo de 1855, y falleció en Bilbao el 22 de diciembre de 1928según esta fuente y las esquelas de los periódicos de la época, donde comprobamos que era viudo de Dña Dolores Mantilla de los Ríos, y tuvo dos hijos, Ignacio y Mª Dolores. También tenía dos hermanas, Jesusa y Carmen.
Sus abuelos, eran naturales de la vecina localidad de Ocaña.
Este ilustre personaje, en menos de una década que fue el tiempo que estuvo en nuestro pueblo, sin duda alguna dejó profunda huella marcada en el vecindario de Tembleque, no sólo por su trato afable con todos los vecinos y sus conocimientos médicos, sino también, entre otros muchos aspectos, por su profunda carrera profesional, plagada de importantes títulos en el ámbito médico y científico, como se explica en el acta oficial donde se le nombró Hijo Adoptivo de Tembleque, que compartiremos de manera íntegra en este reportaje.
El Dr. Enrique García de Ancos, facultado por Medicina y Cirujía en la Universidad de Madrid, en 1879, aceptó Tembleque como su primer destino para ejercer su carrera profesional, donde fue nombrado Médico Titular Interino el 5 de septiembre de 1880
Apenas un par de años más tarde, en 1882, cooperó en la fundación de un colegio de 2ª Enseñanza, domiciliado en nuestro pueblo, del que fue director, además de impartir las asignaturas de Historia de España y Universal, Francés, Aritmética y Álgebra.
Sin duda alguna, su etapa más intensa en nuestro pueblo, fue durante el verano de 1885, donde Tembleque sufrió los estragos de la epidemia del cólera (véase este artículo del blog). Don Enrique, junto con su otro compañero médico, Don Burgundofero García Ortiz (que en 1892 optaría a una plaza de médico en la Protectora de Mora y ya antes, en 1876 había escrito un trabajo titulado "Influencia de los climas sobre el calor animal"), asistió a cientos de vecinos, tanto de Tembleque como de otros pueblos de alrededor, en aquellos días de terror. Llegaron ambos a realizar hasta 200 visitas diarias, algo que le pasó factura también en la salud, aunque sin embargo, fue el único médico titular de Tembleque que no se contagió por aquel cólera. En 1886, recibió una recompensa honorífica por los servicios prestados durante la epidemia colérica, así como por las acertadas y posteriores medidas sanitarias que ofreció para futuras epidemias. 
En 1887, por razones de salud, y muy a su pesar, tuvo que renunciar a su plaza en Tembleque para desplazarse a Mocejón, donde estuvo ejerciendo durante un año.
En 1888, se le adjudicó, con el número 1 de los opositores, su plaza en el Hospital de Bilbao, (foto adjunta, cortesía del historiador José García Cano), donde culminaría su carrera profesional, escalando puestos y recibiendo numerosos títulos y cargos, que están reflejados en el acta de nombramiento de Hijo Adoptivo de Tembleque en 1917. 
De hecho, sería un año más tarde de este nombramiento, cuando jugaría también un papel fundamental en la epidemia de la Gripe Española, en 1918, aunque en este caso, todos sus servicios los hizo en Bilbao, donde aparte de seguir ejerciendo, también dio varias conferencias y escribió otros tantos artículos científicos.
En su estancia en Bilbao, prestó especial anterior a la mortalidad infantil y publicó un trabajo monográfico sobre el tema. Sucedió a Gorostiza como decano del Cuerpo Médico Municipal en 1916 y dirigió el Cuerpo Médico Municipal durante la pandemia gripal del año 1918. Fue miembro de la comisión organizadora de la Academia de Ciencias Médicas y autor de varias obras de divulgación.
Además, según se lee en este otro artículo dedicado al deporte en Bilbao, se hace referencia a su trabajo en la divulgación sobre las ventajas de las prácticas deportivas de masa:
  Enrique García de Ancos se estableció en Bilbao cuando contaba 33 años. era médico de puertas del Hospital de Atxuri, obtubo la plaza el 1 de septiembre de 1888. En 1890 tuvo una plaza de Médico Inspector de Escuelas y Cadáveres. El 23 de enero de 1890. Fue médico de Higiene Especial y participó en conferencias en el Club Deportivo de Bilbao, que tenían como objeto explicar las ventajas y virtudes de la práctica deportiva en aquellos inicios de la práctica deportiva de masas. 
Una última nota de prensa de su estancia en Bilbao, antes de continuar con su acta de nombramiento de Hijo Adoptivo en Tembleque. Para ello, os invito a leer el artículo titulado: "Polémica entre el Filósofo Guiard y el médico Doctor García de Ancos, sobre la voluntad humana". donde nos explican el rifi-rafe que tuvieron ambos personajes por estar en desacuerdo, durante una conferencia del filósofo, en 1889, que se trasladó durante varias semanas a la prensa local. 
Os dejo una captura de imagen del artículo completo, al cual podéis acceder desde este enlace, dentro del blog de https://ianasagasti.blogs.com/mi_blog/.
En 1903 escribió un libro sobre la mortalidad infantil, titulado: "Algunas consideraciones sobre la mortalidad infantil : memoria presentada al XIV Congreso Internacional de Medicina".
Ya en 1919, tras la epidemia de la Gripe Española, y siendo ya Hijo Adoptivo de Tembleque, escribió otro libro recopilatorio titulado "Conferencias y artículos. Por el Doctor Enrique García de Ancos".
Tras consultar con varias librerías de viejo en Bilbao, así como la biblioteca Nacional, la de Tembleque y la de Castilla-La Macha, me explicaron que existen únicamente dos copias de dicho libro (que tiene 415 páginas); una está en la biblioteca de Bonn, y otra en la Biblioteca de Deusto, en Bilbao, aunque en ambos casos están sin digitalizar y no son ejemplares prestables, tal y como me informaron desde Bilbao. Adjunto foto de la portada del libro.
No obstante, no cesé en mi empeño, y pude contactar con el Museo Vasco de Historia de la Medicina, de Bilbao, donde su administradora y responsable, Begoña Madarieta, y el médico del Ayuntamiento de Bilbao, Juan Gondra, me atendieron vía telefónica muy amablemente y estuvimos compartiendo información sobre el doctor Enrique García de Ancos, ya que, casualidades de la vida, precisamente Begoña estaba preparando una tesis doctoral sobre las médicos de Bilbao, y le era de gran interés saber más aspectos sobre Enrique García de Ancos. Ella misma guarda un ejemplar físico de su libro "Conferencias y artículos" junto con otro libro del mismo autor, y como muestra, me envió algunas páginas digitalizadas, que compartiré en este artículo, además de su propia tesis doctoral, titulada "La salud escolar. Génesis y evolución de la Inspección médica escolar en Bilbao y biografías de los jefes médicos (1919-1982)". Además, Begoña presentó su tesis en julio de 2023, con la nota más alta, sobresaliente cumlaudem. Se puede acceder y descargar su tesis desde este enlace de la Fundación Dialnet,
Por su parte, el doctor e historiador Juan Gondra, también muy interesado en saber algo más sobre Enrique García de Ancos, me comentó que hace unos años, incluso visitó a propósito nuestro pueblo, Tembleque, sabiendo que el Dr. García de Ancos había estado allí ejerciendo a finales del siglo XIX. Ellos desconocían que años después, fue nombrado Hijo Adoptivo de Tembleque, por lo que el intercambio de información fue muy gratificante tanto para ellos como para un servidor, todo en beneficio de saber algo más sobre la historia de esta importante persona.
Aquí os dejo, en formato pdf, un extracto de las primeras páginas y el índice del libro "Conferencias y artículos", del Dr. Enrique García de Ancos, facilitado por Begoña Madarieta:
Ahora que hemos conocido más sobre la vida y obra de Don Enrique García de Ancos, entramos de lleno a su nombramiento como Hijo Adoptivo de Tembleque
Tras 30 años fuera de nuestro pueblo, Don Enrique volvió a Tembleque unos días durante el verano de 1917, y pudo reencontrarse con sus vecinos y amigos. Tanto caló esa agradable visita, que el alcalde de Tembleque en aquella época, Don José Rincón Molina, propuso al resto de concejales: Víctor Ariza Caro, Dionisio Lillo Osuna, Lorenzo Chozas Muñoz, Manuel Muñoz Álvarez, Jerónimo Vizcaíno Ocaña, Luis Bautista Matilla, Fausto Lozano Álamo, Hermenegildo García Rabadán, Marto Muñoz Valera y Samuel Molina Sierra, nombrarle Hijo Adoptivo, y para ello, convocó una sesión extraordinaria, con fecha 22 de noviembre de 1917, donde se expuso ampliamente los motivos por los que debería ser nombrado digno de tan alto reconocimiento. Dice textualmente así:

En la Villa de Tembleque a veinte y dos de Noviembre de mil novecientos diez y siete.
 A las once de la mañana y bajo la Presidencia del Sr Alcalde D. José Rincón y Molina, se reunieron en el salón de sesiones de la Casa Consistorial los Sres. expresados al margen, con asistencia de mí, el secretario, para celebrar la sesión extraordinaria para hoy convocada. 
Diose lectura a la papeleta de convocatoria, en la que se consigna que el objeto de la sesión, era dar cuenta de una visita dedicada a este vecindario, por el médico Titular que fue de esta villa, D. Enrique García de Ancos, y en ella acordar lo que proceda que rebela grandes afecciones a cita población.
 Acto continuo, el Sr. Presidente declaró abierta la sesión y dijo:

 Tengo la satisfacción de comunicarles que en los últimos días de septiembre, hemos tenido en esta población a Don Enrique García de Ancos, médico que fue de esta villa en los años 1879 al 1887. En la actualidad desempeña en la invicta villa de Bilbao, entre otros, los cargos de Inspector Municipal de la tercera sección Jefe de la Inspección escolar, Médico civil propietario de la Comisión Mixta de Reclutamiento, Contador del Colegio Médico provincial y Director del Boletín de Estadística de aquella población, es, decano del Cuerpo Médico Municipal y Jefe del mismo, que es el más alto empleo que en la esfera municipal cabe alcanzar, pues lleva consigo la dirección de todos los asuntos sanitarios del municipio. 
Difícil sería, referirles, el afecto que con su peculiar afabilidad demostró para todos, al honrar mi casa, visitándome en concepto oficial y saludando por mi conducto, a la Corporación Municipal como representante de su vecindario, del que conserva gratísimos recuerdos, por las muchas consideraciones y deferencias de que fue objeto en los años que convivió entre nosotros ejerciendo su profesión y que su reconocida modestia juzga excesivas. Hoy, después de treinta años de ausencia ha tenido una verdadera satisfacción al venir de exprofeso a saludarnos, ofreciéndose incondicionalmente en lo que pueda ser útil al vecindario en general.
 Al acompañarle, en su corta permanencia entre nosotros, observé la cariñosa acogida que todos le han dispensado, por lo que creí conveniente, correspondiendo a las espontáneas y recíprocas manifestaciones de afecto, convocarles a la sesión extraordinaria y comunicarles con mayor solemnidad el saludo, que por conducto de la Corporación Municipal dirige al vecindario. 
Alguno de vosotros Señores Concejales por vuestra edad pudierais mejor que yo, hacer exactas referencias del concepto profesional que mereció de este vecindario y de las cualidades personales que siempre han adornado a Don Enrique García de Ancos; pues yo, joven aún en la época de su convivencia en la población, someramente podré reflejar los motivos que le hicieron acreedor del aprecio de todos. 
A Don Enrique García de Ancos, facultado en 1879 por la Universidad de Madrid, para ejercitar la Medicina y Cirugía, se le ofreció campo donde poder desarrollar su vida profesional y ansioso de practicar la carrera que con tanto lucimiento había ultimado, aceptó la venida a este pueblo a ejercerla libremente, muy pronto, reveló sus aptitudes científicas y excelente dotes de caballero que le crearon ambiente muy favorable, y en 15 de junio de 1880 por renuncia de D. José Alonso Rodríguez, la Junta Municipal, presidida por Don Agustín de Torres Sánchez, por unanimidad, le nombró Médico Titular interino de este Municipio, y previa la tramitación legal, en cinco de septiembre del mismo año, la misma Junta, y también por unanimidad le otorgó nombramiento en propiedad de la Titular que interinamente desempeñaba.
 En septiembre del año 1882, familiarizado aún con los estudios de la juventud y entusiasta por la difusión de la cultura, cooperó con otros señores a la fundación de un colegio de 2ª enseñanza, domiciliado en esta población del que fue director y encargado de la explicación de las asignaturas, Historia de España y Universal, Francés, Aritmética y Álgebra. Colegio que obtuvo lucida matrícula de este y otros pueblos inmediatos, y como incorporado al Instituto de nuestra Imperial ciudad de Toledo, una Comisión del Claustro de profesores de este, se personaba en el colegio para examinar a los alumnos que obtuvieron brillantísimas calificaciones.
 Las infinitas significaciones de probidad del Sr García de Ancos, las coronó con sus extraordinarios servicios en el año 1885, que la epidemia colérica invadió con efectos fulminantes la población, produciendo con sus fatales consecuencia días de terror en el vecindario; más que nunca, por circunstancias tan tristes se demandaba por todos el auxilio de la medicina, y Don Enrique García de Ancos, desechando todo peligro, jamás claudicó en el cumplimiento de su deber y con la abnegación propia de un hombre entregado a la ciencia y de nobles sentimientos humanitarios, no vaciló un momento en hacer todas las asistencias que le fueron solicitadas, llegando a ser tantas que dada la irregular topografía de la población, le faltaba tiempo material para su recorrido, trabajo tan excesivo que resintió sus fuerzas físicas hasta ser necesario proveerle de un vehículo y conductor permanentes, para que a la vez de producirle algún reposo, le sirviera de medio más rápido para atender a los coléricos
Encomiando su infatigable constancia en todas las necesidades de la epidemia colérica el Ayuntamiento presidido por D. Manuel Ramírez, en 21 de julio de 1886, acordó proponer al Gobierno de S. M, concediera a D. Enrique García de Ancos, alguna recompensa honorífica por sus relevantes servicios, no sólo en tiempo de la epidemia, sino después, por las acertadas medidas sanitarias que propuso a este Ayuntamiento en evitación de nuevas propagaciones
El B.O del Ministerio de Gobernación de 10 de febrero de 1887, se concedió por el Iltmo. Sr Director General de Beneficencia y Sanidad, ingreso en la Orden Civil de Beneficencia con la Cruz de segunda clase al Médico Titular de Tembleque D. Enrique García de Ancos
En 21 de julio del mismo año, razones de salud, le obligaron a renunciar su titular, y con gran sentimiento de todos, marchó a desempeñar la del pueblo de esta provincia Mocejón de la Sagra, hasta que en 1888, se le adjudicó con el número uno de los opositores, la plaza de Médico del Hospital Civil de Bilbao. En 1891 fue Médico de la Higiene Especial de la invicta Villa antes citada y de Distrito de la Capital hasta 1902, que ascendió a Inspector de Salubridad y Jefe del Cuerpo Médico municipal. Es Doctor en Medicina y Cirugía, fue delegado y representante oficial del Excmo. Ayuntamiento de Bilbao, en el Congreso Médico Internacional celebrado en Madrid en 1903, donde presentó memorias y trabajos que se hicieron constar en sus actas, es autor de publicaciones con informe oficial emitido por la Real Academia de Medicina de Valladolid y nombrado Académico correspondiente; ha sido vocal de un Jurado nombrado por el Excmo. Ayuntamiento de Bilbao para informes de proyectos de esterilización y ozonización de las aguas potables, vocal de la Comisión redactora de las actuales ordenanzas municipales de Bilbao y del proyecto de Mancomunidad de Ayuntamientos de la provincia, ha sido Subdelegado del Distrito del Ensanche de la Capital; vocal tres veces, dos de ellas de Real Orden de la Junta provincial de Vizcaya y comisión permanente, perteneciendo en la actualidad, con derecho por este motivo a honores de Jefe Superior de Administración Civil. 
Concediéndosele por B.O de 12 de julio de 1913, por cuenta de la Cruz que ostentaba de Beneficencia por la de Epidemias con distintivos morado y negro
Por lo que antecede habréis observado Señores Concejales, que el Doctor García de Ancos que tan alta personalidad ha llegado a alcanzar, nació a su vida profesional en esta Villa, prestó en ella eminentes servicios, y de ella conserva tales afecciones que hacen que este pueblo constituya para él, el de su segunda naturaleza, nunca pues más indicada que en este caso, la declaración de hijo adoptivo de esta población que os propongo hagáis, seguros de que el honrar con ella a tan eminente médico, interpretaremos vivamente el sentimiento unánime de este pueblo que se honra en adoptarle, pues nunca se eleva más el nivel moral de un pueblo que cuando reconoce y se enorgullece con los méritos de sus hijos ilustres, e hijo ilustre de este pueblo podemos y debemos considerar al Doctor Don Enrique García de Ancos.
Oído lo manifestado por la Presidencia y Contemporáneos del Sr García de Ancos en su estancia en la población hicieron uso de la palabra los Concejales Sres. Lillo, Muñoz-Valera, Vizcaíno, Ariza y García Norro. 
Todos en sus referencias, elogiaron altamente su personalidad y el Ayuntamiento en pleno, corroborando las manifestaciones de la Presidencia, hace suya la proposición y acuerda por unanimidad en atención a sus grandes méritos declarar hijo adoptivo de esta Villa a D. Enrique García de Ancos, y que por la Alcaldía se le otorgue su correspondiente nombramiento y se le facilite certificación de la presente acta. 
El Sr. Alcalde declaró su satisfacción por el acto que realizaba el Ayuntamiento, con el que ponía de relieve su cultura y los gratos recuerdos de una persona que en una época de su vida se esforzó en bien de este vecindario.

Este nombramiento, tuvo su correspondiente respuesta desde Bilbao, por parte de Don Enrique, y también quedó reflejada en el acta de la sesión plenaria con fecha 3 de abril de 1918. En esa ocasión, el alcalde accidental era Don Dionisio Lillo Osuna, y los concejales: Juan José Toribio Mora, Fausto Lozano Álamo, Gerónimo Vizcaíno Ocaña, Federico Mercado Pérez y Hermenegildo García Rabadán. Con las siguientes palabras, Don Enrique agradeció su nombramiento a la Corporación y todo el pueblo de Tembleque, recordando algunos de los momentos vividos en nuestro pueblo, con especial atención a la mencionada epidemia del Cólera de 1885:

Hondamente conmovido por la honrosa distinción que se ha dignado otorgarme ese ilustre Ayuntamiento de su digna Presidencia, confiriéndome el título de hijo adoptivo de esta Villa, correspondiendo así con exquisita cortesía al verdadero afecto que les profeso, tomo la pluma para dirigir a la Corporación Municipal por intermedio de su Presidente, mi más respetuoso y rendido homenaje de gratitud, sin encontrar, a la verdad, palabras adecuadas para verificarlo de una manera digna por revelar acto tan delicado y simpático como el que motiva esta comunicación, un alto ejemplo de verdadero civismo y de elevadas dotes de inteligencia y nobleza de sentimiento poco comunes desgraciadamente en España, cuyos pueblos, aún los más señalados por su cultura suelen olvidar casi siempre, cuando no menospreciar, los buenos servicios y las pruebas de cariño y de abnegado trabajo que les dieran sus funcionarios o servidores en épocas aciagas o difíciles para el vecindario.= 
Ante todo he de hacer constar que recibo este nombramiento y lo estimo cual merece, y quisiera poderme hacer digno de tan preciado honor, por su significación singular y extraordinaria, siendo como es a mi juicio producto de la benevolencia de un noble pueblo, más que de la verdadera justicia, pues, aunque entusiastas y numerosos, y no exentos de peligro, no fueron sin embargo mis esfuerzos y servicios de antaño, tan relevantes como el premio que ahora con excesiva largueza me conceden al recordarlos.= Valga no obstante como último y complementaria justificación de esta recompensa, mi expresivo saludo hecho personalmente el pasado verano, con una visita realizada como tributo de acendrada simpatía y gratitud al mismo. 
Nada hay ciertamente, que enlace y aúne mejor los corazones de un vecindario, que la tribulación y la adversidad, y no hubo época para ese pueblo, en muchos años más luctuosa, que aquel verano de 1885 de triste recuerdo, en el que todos los vecinos rivalizaron en abnegación y espíritu de sacrificio por servir y atender al procomún, poniendo a mi disposición a todas horas como único médico de los titulares que se conservó indemne de la epidemia, cuantos medios estuvieron a su alcance para socorrer pronta y eficazmente a la población invadida que perdió, asistida por el que suscribe, más de 150 habitantes en el espacio de poco más de un mes, sembrando el pánico esta mortandad entre todos los vecinos.
En aquellos días los que no huyeron de Tembleque, que los hubo que volvieron la espalda al peligro, olvidando así todos los deberes de ciudadanía, confraternizaron más estrechamente, afrontándolos, y esos vecinos decididos, que permanecieron unidos y lucharon firmes, crearon sin darse cuenta esos lazos, en los que tuve gran parte, de más íntima e inolvidable amistad, que en un principio no se estiman bastante tal vez porque no se perciben ni sienten con claridad sus manifestaciones hasta que para el tiempo y algún acontecimiento nuevo o especial los renueva, reviviendo entonces más potentes como reviven los recuerdos de las campañas contadas entre antiguos camaradas al conmemorar tristes o felices aniversarios, o en los alegres momentos del banquete iniciado para festejar fechas memorables, apretándose entonces más y más entre los comensales aquel vínculo de perdurable cariño. 
Así considero yo ahora después de este inmerecido nombramiento, más vivo el afecto a tanto antiguo y malogrado amigo que yace ya en tierra vencido por las cruentas luchas de la vida, a las que en este solemne instante debo dedicar con efusión un entrañable y triste recuerdo, y a tantos otros que aún viven por fortuna y que siguen luchando y esforzándose para hacer prosperar a ese bueno y querido pueblo, grande y rico en los tiempos de Cervantes, a cuyos supervivientes de 1885 dedico desde aquí también ahora un sentido y cariñoso saludo, lleno de la más viva emoción.
 Deseo pues, que conste en acta estos sentimientos míos con que de un modo mezquino y pobre puedo responder a la noble y generosa acción grabada en el acuerdo por el que se me confirió tan señalado honor, haciendo así mismo constar que si ese pueblo no me vio nacer en su recinto, es la tierra de mis mayores, pues de Ocaña eran mis abuelos y ascendientes por la línea paterna.= 
Esperando se dignará V. (usted) dar cuenta a la Corporación que preside de este escrito de gracias, cúmpleme ahora y siempre ponerme a disposición de la misma con filial complacencia, y para todo aquello que pueda considerarme útil.= Dios guarde a usted muchos años.=
 Bilbao, 4 de marzo de 1918.= Dr. Enrique García de Ancos. 

El Ayuntamiento quedó enterado por unanimidad del contenido de la misma y acordó así mismo se le dé cuenta por oficio al interesado Sr. García de Ancos.

Comparto a continuación algunos recortes de prensa y esquelas, facilitadas por Begoña Madarieta, extraída de la prensa de la época, como el Noticiario bilbaino o la Gaceta del Norte.
He comenzado este reportaje destacando que el Dr. Enrique García de Ancos había sido el único Hijo Adoptivo que ha tenido Tembleque, aunque esto tampoco es del todo cierto.
En realidad, hubo otro Hijo Adoptivo en Tembleque, aunque no lo considero por méritos que hizo en nuestro pueblo, sino más bien por mandato desde el Gobierno Central. Me explico:
El 27 de enero de 1926, fue nombrado Hijo Adoptivo de Tembleque al Excmo. D. Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, según se puede leer textualmente:
"El objeto de la sesión era tratar referente al nombramiento de Hijo Adoptivo de esta Villa al Excemo. Sr. D. Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, según deseos del Excmo. Sr. Gobernador Civil de la Provincia.
Acto seguido fue leída una moción del Sr. Alcalde, en la que manifiesta: que entiende medio apropiado, para satisfacer la deuda de gratitud que este pueblo como todos, tienen contraída con el Excmo. General D. Miguel Primo de Rivera, que con patriotismo insuperable, viene desarrollando desde el Gobierno una labor tan fructífera y acertada, que no tardará mucho tiempo en ocupar nuestra querida patria merced a ella, el puesto de honor en el concierto del mundo que le corresponde por sus condiciones y su historia. El nombramiento de tan invicto Caudillo de hijo adoptivo y predilecto de esta Villa de Tembleque.
El Ayuntamiento por unanimidad, hallando fielmente interpretados sus deseos en la proposición del Sr. Alcalde, acordó aprobarlo y congratularse de un acuerdo tan honroso y de justicia, como así mismo que se libre certificación para su remisión al Excemo. Sr. Gobernador Civil de la Provincia, quien a su vez, hará llegar a manos de su Excelencia."
27 de enero de 1926.
Acta original del 27 de enero de 1926, en el archivo antiguo del Ayuntamiento de Tembleque.
He querido dejar también esta última reseña, aunque creo que nada tiene que ver un nombramiento con el otro, ya que en el caso de Miguel Primo de Rivera, estuvo condicionado por los deseos del Gobernador Civil, algo que seguramente fue extensible a numerosos pueblos de España, y en el caso de Enrique García de Ancos, sí que fue por méritos propios ganados a pulso durante su estancia y labor desempañada en Tembleque, como he explicado en todo el reportaje.
Para finalizar, adjunto en formato pdf, las actas escaneadas de los libros originales del Ayuntamiento de Tembleque, que forma ya parte de nuestra historia local, así como su trascripción literal. Todo ello con acceso desde este enlace de Google Drive, con opción de descarga:

lunes, 20 de marzo de 2023

Una historia de Serenos de Tembleque en el siglo XIX, y el arte del escaqueo...

La figura de los Serenos estuvo muy arraigada en todos los pueblos y ciudades de España desde finales del siglo XVIII y hasta principios o mediados del siglo XX, y Tembleque no iba a ser menos.
A modo de resumen o introducción, pues ya existen numerosos reportajes mucho más elaborados con la historia de los serenos, como en la wikipedia, el blog Un sereno transitando la ciudad, o el Sereno de Zaragoza, de cuyas webs he cogido prestada alguna fotografía para adaptarlas a este artículo de Tembleque, comentaremos que los Serenos, a nivel general (luego nos centraremos en los serenos de Tembleque), eran los encargados de la vigilancia nocturna por las calles de los pueblos y ciudades, así como de encender las farolas con aceite, cuando aún no existía la electricidad, abrir los portales de viviendas o edificios, llamar a un taxi, o al médico, o a la partera, entre otras muchas y variadas ocupaciones que se podían presentar durante las noches y madrugadas.
De hecho, una de sus labores era dar las horas durante la madrugada, pues en aquella época, pocos vecinos tenían relojes, y mucho menos despertadores. También daban el parte meteorológico, y como la mayoría de las veces, el cielo estaba sin nubes, solían gritar, por ejemplo, a medianoche: "¡Las doce y sereno!", haciendo alusión a que el tiempo estaba sereno. Y de ahí les viene el nombre de "Serenos". Obviamente, cuando llovía, que eras las menos veces, gritarían "¡Las doce y lloviendo!", o lo que fuera oportuno. 
Su uniforme de trabajo constaba de una capa, gorra y chuzo, éste último era como un astil con punta, a modo de arma, por si tuvieran que defenderse al toparse a altas horas de la madrugada con algún que otro vecino agresivo o lo que fuere... También portaban faroles, al menos hasta la llegada de la luz eléctrica.
Pero como he dicho anteriormente, nos vamos a centrar, en los serenos de Tembleque, que solían ser tres, concretamente en un curioso caso que me llamó la atención, rescatado del olvido de las actas municipales de finales del siglo XIX.
Hay numerosas referencias, especialmente en las facturas municipales, del dinero empleado en los serenos de Tembleque, como las gorras a una peseta cada una, los propios chuzos, anteriormente citados, o lo que más me llamó la atención, y es que hubo una época en la que los serenos de Tembleque llevaban incluso revólver, como se aprecia en otras actas de principios del siglo XX, cuyas facturas, por poner algunos ejemplos decían literalmente:
6 de febrero de 1907: ...Distintas cuentas para los faroles de los serenos, y azadones y astiles para los chuzos de los serenos.
15 de febrero de 1911: Cuenta de Mateo Montoro, por la recomposición de dos Revólveres, para los serenos de este municipio. 4 pesetas.
8 de marzo de 1911: Cuenta de Tomás Ocaña, de tres cajas de cápsulas para los revólveres de los serenos de esta villa. 5 pesetas 25 céntimos.
A lo largo de toda esa época, no faltan tampoco las facturas por la compra de picón (combustible para las estufas de los serenos), gorras, ropa o demás utensilios.
Paralelamente, también contábamos en Tembleque con la figura del pregonero, que durante buena parte de mediados del siglo XX fue Jesús Toribio "Cacho" (que llegó a compaginar también con la labor de sereno, además de sepulturero), o antes su padre Manuel Toribio, como ya vimos en sendos reportajes del blog: "Cacho, el último pregonero": Enlace a la primera parte, o enlace a la segunda parte
La fotografía con la que abro este reportaje, es un montaje donde a la derecha vemos a un jovencísimo Jesús Toribio "Cacho", con su uniforme de pregonero o sereno, en los años 50, fumando un cigarrillo en la Plaza Mayor, y a su izquierda, he añadido digitalmente, por ilustrar mejor este artículo, una fotografía del típico sereno de finales del siglo XIX o principios del XX (más acorde con los protagonistas de la historia que os voy a contar en este artículo), con su chuzo, farol, gorra y capa. Fotografía extraída de este artículo, aunque en realidad aparece en otras muchas publicaciones.
Pero tras esta introducción, vamos al caso concreto por el que he titulado este post "Una historia de Serenos de Tembleque en el siglo XIX, y el arte del escaqueo..."

Nos desplazamos en nuestra particular máquina del tiempo al año 1879, para conocer a nuestros paisanos José Gil, Juan Vega y Claudio Calvo, los tres serenos que ocupaban dicho cargo en aquella época. Pero parece ser que, según se deduce leyendo el acta del 26 de octubre de 1879, no les debía gustar mucho su trabajo, y tendían a escaquearse a menudo.
Las quejas de los vecinos por la ausencia en las calles de estos serenos llegaron a la Corporación Municipal, que no se andaba con chiquitas, ya que tras unas comprobaciones sobre el terreno, decidieron despedirlos fulminantemente y nombrar a otros tres pregoneros.
Para ello, previamente, el procurador y un peón municipal (lo que hoy en día serían los subalternos del Ayuntamiento), salieron alguna noche, desde las 12 hasta las 4 de la madrugada, para vigilar si los veían trabajando por las calles, y tras recorrer todas ellas, y comprobar que efectivamente, no estaban trabajando, se les cesó inmediatamente, quedando tres plazas vacantes:

SESIÓN EXTRAORDINARIA. 26-10-1879.

Siendo alcalde de Tembleque Don Agustín de Torres.

…El objeto de esta sesión, era para darles cuenta de que el Sr Procurador, a consecuencia de haber sabido que los serenos no contaban las horas varias noches, ni se les veía por las calles, salió a vigilarles en la del día 24 del actual, y sin embargo de haber recorrido todas las de la población, en compañía del peón público Valeriano Merino, desde las 12 a las 4 de la madrugada no se encontraron con ninguno de ellos: todo lo que el referido Sr. Procurador Fernando Álamo le había comunicado, a los efectos conducentes. En su virtud y enterados Sus Señores, y habiendo conferenciado suficientemente sobre el particular, acordaron: declarar cesantes a José Gil, Juan Vega y Claudio Calvo, que desempeñan las tres plazas de Serenos de esta población, por las causas que van expresadas, y vacantes, por lo tanto, las indicadas tres plazas: todo lo que se hará saber al público por medio de bando para los que aspiren a ellas presenten sus solicitudes en la Secretaría de este Ayuntamiento hasta el domingo próximo dos del entrante mes en cuyo día serán provistas las citadas vacantes, advirtiendo que sepan leer y escribir y sean licenciados del Ejército. Dando por terminada este acta que firman Sus Mercedes.

Menos de una semana se tardó en ocupar de nuevo las tres plazas de sereno. En el acta con fecha 2 de noviembre de 1879 se explica perfectamente que finalmente fueron 12 las solicitudes que se presentaron al Ayuntamiento de Tembleque para estas tres vacantes del puesto de sereno, que finalmente fueron ocupadas por los temblequeños Félix García Pozo y Bustos, Martín Palacios y Díaz y Nicolás Mora y Camuñas. Las condiciones previas eran que fueran mayores de edad y licenciados en el ejército. Se explican los méritos de estos tres paisanos, haciendo hincapié en que eran personas de la mayor honradez. Los dos primeros eran licenciados en el ejército, y el tercero, ya había sido sereno previamente en Tembleque durante 16 años, sin ninguna queja por parte del vecindario. Aunque esto último daría un giro radical años más tarde.

De momento, continuamos en la línea del tiempo cronológico leyendo la segunda acta de 1879, que dice tal que así:

SESIÓN EXTRAORDINARIA 2-11-1879

Nombramiento de nuevos serenos:

…Por el Sr. Presidente se manifestó que el objeto de esta sesión, de que ya tenían conocimiento era para hacer el nombramiento de los tres serenos cuyas plazas quedaron vacantes  por virtud de acuerdo de esta Corporación recaído en sesión extraordinaria celebrada en 26 de octubre último. En su virtud y estando sobre la mesa las doce solicitudes presentadas en esta Secretaría, el Sr Presidente ordenó sean leídas estas por el Secretario como se verificó, y enterados de ellas Sus Mercedes y teniendo en cuenta los méritos y servicios prestados por cada uno de los pretendientes, después de conferenciar suficientemente sobre asunto de tanta importancia para la localidad, por unanimidad acordaron:

Nombrar y nombraron para desempeñar las indicadas tres plazas vacantes de Serenos de esta Villa a Félix García Pozo y Bustos, Martín Palacios y Díaz y Nicolás Mora y Camuñas, vecinos de esta población y mayores de edad, según expresan sus instancias con referencias a las respectivas cédulas personales que les fueron expedidas por esta Alcaldía; personas de la mayor honradez y licenciadas del Ejército las dos primeras, y el último Sereno que ha sido por espacio de 16 años, cuyo tiempo sirvió al municipio sin la más pequeña queja por parte del vecindario; con el haber que tenían asignados sus antecesores o sea cinco con cincuenta J. diarios (jornales diarios) cada uno, desempeñando las funciones de cabo el Félix García Pozo, por ser el que tiene condiciones más a propósito para ejercer este cargo; y obligaciones que se les impongan, siempre que no dejen de ser compatibles con el servicio de la vigilancia nocturna, que es el objeto principal para el que son nombrados; extendiéndoles los oportunos oficios credenciales para que puedan acreditar son tales Serenos y sean reconocidos y considerados por las personas a quienes los presenten. Dando por terminada este acta que firman los expresados señores…

Pero esta historia no termina aquí. Tal y como dije anteriormente, este caso daría otro giro de guion 7 años más tarde. Y es que en esta última acta de 1886, se explica que precisamente el sereno Nicolás Mora, que fue el que previamente había estado ejerciendo durante 16 años sin ninguna queja por parte de los vecinos,  ahora había cometido "reiteradas faltas en el cumplimiento de su deber", y de nuevo fue cesado de manera fulminante, nombrando de manera inmediata a un sustituto interino, Don Julián de la Torre y Santiago, también licenciado en el ejército "y persona de buena conducta", al no haberse presentado ningún otro candidato.

SESIÓN EXTRAORDINARIA. 13-10-1886.

Siendo alcalde de Tembleque Don Manuel Ramírez.

… El Sr. Alcalde manifestó que habiendo cometido reiterada faltas en el cumplimiento de su deber el Sereno Nicolás Mora había determinado suspenderle y nombrar interino para sustituirle a Julián de la Torre y Santiago, licenciado del ejército de la Fila de Cuba y persona de buena conducta. Enterados Sus Mercedes acordaron: que reuniendo, como Sereno, el interesado las condiciones legales prevenidas para el desempeño de dicho cargo, no habiéndose presentado ningún otro pretendiente y considerándole muy capaz para obtener este destino, queda nombrado en propiedad tal Sereno el referido Julián de la Torre y Santiago, de esta vecindad a quien se le habrá saber y proveerá de la oportuna credencial  de su nombramientoDando por terminada esta acta…

Sin ninguna duda debe haber otras muchas anécdotas o historias de los serenos de Tembleque, algunas olvidadas definitivamente y otras rescatadas de los polvorientos libros que se conservan en el archivo antiguo del Ayuntamiento, como ha sido este caso concreto, y que me ha servido para introducir y dar un poco a conocer el tema de los serenos en Tembleque.

Preguntando recientemente a nuestro paisano Vicente (hasta hace poco el presidente de la Asociación de Pensionistas), que en los años 50 ya era un adolescente, me comenta que recuerda a algunos los últimos serenos, como Eulogio, Félix y Jesús, acercándose a la calle Rojo, junto a la actual tahona, pues enfrente vivía el alcalde de aquella época, Miguel Rabadán. Los serenos se acercaban siempre allí a primera hora de su ronda, la medianoche, a las 12, para cantar aquello de: "¡Las 12 y sereno!", para posteriormente continuar la ronda por el resto de las calles del pueblo, siempre juntos los tres serenos, al menos hasta los años 50, y ya en los últimos coletazos, los años 60, constaban únicamente dos serenos, el cabo Eulogio y Jesús Toribio "Cacho", que compaginaba ambas labores, la de sereno con la de pregonero, entre otros muchos trabajos, como sepulturero.
Félix Serrano. Sereno en Tembleque. Años 50
Gracias a la publicación de este reportaje, nuestra paisana Charo Alcalde nos ha facilitado una fotografía de don Félix Serrano, uno de los últimos serenos de Tembleque.
Charo es la nieta de Félix, y conserva esta foto de su abuelo, ataviado con su uniforme de sereno, incluida su gorra y chuzo, posando junto a una fachada de Tembleque, aproximadamente en los años 50. ¡Muchas gracias!
En Tembleque, debió existir la figura de los serenos hasta al menos bien entrada la década de los 60, ya que gracias a nuestro paisano Adolfo Revuelta, que también está revisando las actas históricas de mediados del siglo XX, me facilitó una con fecha de febrero de 1963, cuyo protagonista es el sereno Eulogio:
...Se dio cuenta de una instancia del Cabo Vigilante Nocturno de este Ayuntamiento, Don Eulogio Fernández Pérez, en la que solicita se le conceda la excedencia voluntaria, en dicho cargo, por plazo de un año, de acuerdo con lo establecido en el Reglamento de Funcionarios... Acordaron por unanimidad acceder a lo solicitado, toda vez que lleva ejerciendo el propiedad el referido cargo mucho más tiempo del que se fija en el referido Reglamento. 
En el mismo acta se abordó el tema de la sustitución temporal de Don Eulogio, ya que por esas fechas sólo había una persona que prestara dichos servicios.
Y en posteriores actas de esa década de los 60, ya se comprueba que nuestro paisano, Jesús Toribio "Cacho", compaginaba las tareas de pregonero y sereno, en ocasiones llamado dicho cargo vigilante nocturno. Ya en los últimos años, únicamente se contó con dos serenos, el cabo Eulogio y Jesús Toribio, al no creer conveniente la Corporación Municipal contar con más efectivos. 
Os copio un extracto del acta con fecha de 26 de enero de 1964, facilitado por Adolfo Revuelta, donde se comprueba que desde la Corporación Municipal ya tendían a disminuir las plazas de vigilantes nocturnos:
...Anular una de las dos plazas que figuran de Vigilante Nocturno, los que están sin cubrir, por considerar debidamente atendido el servicio con el Cabo Vigilante Nocturno y un Vigilante Nocturno.
El 11 de septiembre de 1965, el propio Jesús Toribio recibió un premio por parte de la Corporación Municipal, como recompensa por sus servicios prestados como Vigilante Nocturno, tal y como se puede leer en el siguiente acta:
A petición de varios Concejales fue incluido en el orden del día una propuesta para otorgar al funcionario municipal D. Jesús Toribio García una gratificación en concepto de premio metálico como recompensa a su buen comportamiento y laboriosidad mostradas constantemente en los trabajos y ocupaciones que le son propios. La Corporación entera notifica tal moción y en consecuencia aprueba por unanimidad conceder a dicho funcionario un premio de Mil pesetas (1000) en prueba de reconocimiento a su destacada ejemplaridad acordándose se haga constar en el expediente personal del interesado.

Y poco más tarde, el 28 de julio de 1866, se explica en otra acta que prácticamente desaparece la Plaza de Vigilante Nocturno.
Resumiendo dicho acta (foto adjunta por cortesía de Adolfo Revuelta, al igual que la anterior), trata sobre la amortización de la plaza de Vigilante Nocturno, vacante desde que Eulogio pidió la excedencia en 1963, ya que la Corporación, tras leer el informe favorable del secretario, considera innecesaria la provisión de esta plaza por no ajustarse a las exigencias reales de los servicios de vigilancia nocturna...
Parece que de esta manera la figura del sereno fue definitivamente desapareciendo, quizás considerando a Jesús Toribio "Cacho" como la última persona en ejercer dicho cargo, para ser la Policía Local y la Guardia Civil los encargados de la vigilancia en general, como en la actualidad.
El local donde estaban los serenos de Tembleque se encontraba anexo a un edificio municipal de Tembleque situado en la Plaza de la Orden, ya desaparecido, en la explanada donde actualmente se encuentra el kiosko de chucherías. Recupero una fotografía de 1964 donde se ve dicho local, a la izquierda.
Antes de continuar, me gustaría compartir un vídeo desde la vecina localidad de Turleque, con una simpática representación de lo que eran los serenos en nuestros pueblos a principios del siglo XX, perfectamente ataviados con su capa, el chuzo, el farol y su gorra. Fue una pequeña interpretación por parte de la Asociación Etnográfica de "Los Amigos del Carro", dentro de sus actos conmemorativos por el 775 Aniversario de la Carta Puebla, como ya dejamos reflejado en este reportaje del blog.
Me encantó esa breve actuación, donde además interpretaron un precioso poema, y por eso decidí rescatar ese clip de vídeo para ilustrar mucho mejor este artículo sobre los serenos:
"De la luna soy amante, de los hombres confesor, de la noche caminante, y de los sueños, protector".

De la luna su fiel y buen amante,
de los hombres amigo y confesor;
de la noche el eterno caminante, 
de los sueños el ángel protector.

Pesadilla del vago maleante,
el azote de todo malhechor;
del borracho la mano acompañante,
del incauto su guía y protector.

Un manojo de llaves en el cinto,
al cuello siempre alerta su silbato
y en las manos el chuzo y el farol.

Ejemplo del valor ahora extinto.
Recuerdo de un pasado más sensato.
Icono del carácter español.
Por quien quiera echar un vistazo a las actas originales del siglo XIX que he transcrito en este reportaje, con su caligrafía original, os dejo unas copias en la siguiente imagen, y así se puede comparar o incluso corregir la transcripción que un servidor ha hecho, pues puede tener algún error.

Antes de finalizar, compartimos unas fotografías de uno de los utensilios originales utilizados por los serenos o faroleros de Madrid, concretamente en el distrito de La Latina, en 1910, así como un cartel de Felices Pascuas.. 
Son objetos originales que ha logrado rescatar nuestro paisano Antonio Lobo, y que muy amablemente me ha facilitado para poder ilustrar mejor este reportaje.

Como complemento perfecto para finalizar este reportaje, contamos una vez más con el trabajo de nuestro buen amigo y mejor historiador José García Cano, que en 2021 escribió un interesante artículo titulado: "El cuerpo de la Policía Local de Consuegra. Apuntes para la historia", donde nos detalla de manera genérica la historia de los cuerpos de seguridad en Consuegra, pero que igualmente es trasladable al resto de los pueblos de la comarca, como en este caso Tembleque. Nos habla de los primeros alguaciles, guardias urbanos, serenos, etc... hasta llegar a la actual Policía Local.
Podéis encontrar el pdf original desde la página de www.konsuegra.es, donde también hay otros muchos trabajos históricos realmente excepcionales.
Para poderlo incluir en este artículo del blog, lo he dejado igualmente alojado en este enlace de Google Drive.
Espero que este artículo haya sido del agrado de los lectores. Para mí es un verdadero placer poder rescatar estas pequeñas historias olvidadas de nuestro pueblo. Agradecimientos a nuestro paisano Vicente Fernández, por su testimonio, así como a José García Cano, tanto por la cesión de su trabajo sobre la historia de la Policía Local como por la ayuda prestada a la hora de la transcripción de algunas palabras manuscritas de las actas del siglo XIX, en ocasiones casi ininteligibles. Y también un agradecimiento muy especial a nuestro paisano Adolfo Revuelta, que al igual que un servidor, está repasando las actas antiguas del Ayuntamiento de Tembleque, en este caso de mediados del siglo XX y me facilita numerosos datos a petición de un servidor, para documentar mejor este reportaje.

jueves, 30 de diciembre de 2021

La historia del antiguo reloj de la torre de la Iglesia de Tembleque. 1886-1972

Siempre haciendo sonar y marcando infatigablemente las horas en Tembleque, desde hace cuatro siglos, y aunque en las últimas décadas ya no nos fijamos tanto en él, por tener relojes todos los vecinos del pueblo, hay que tener mirada retrospectiva, y pensar en la importancia que tenía el reloj de la torre de la Iglesia en siglos pasados, por ser la única referencia de nuestros antepasados, a la hora de poder medir el tiempo
Consultando las actas municipales de finales del siglo XIX, gracias al personal del Ayuntamiento de Tembleque, que me permitió acceder al archivo antiguo, encontré, en varias de ellas, cómo se fraguó la compra e instalación del antiguo reloj de la torre de la Iglesia. Me refiero al reloj anterior al actual, ya que el actual data del año 1972, (hay un completo artículo al respecto en este enlace del blog), y el anterior, que es en el que vamos a ahondar en este reportaje, de nada más y nada menos que de 1886, instalado por el relojero Mónico García Rosel.

Según la documentación, la torre de la Iglesia de Tembleque ha tenido únicamente tres relojes a lo largo de la historia, un dato que deducimos con el primer párrafo del acta municipal con fecha 29-4-1885, siendo alcalde de Tembleque Don Agustín Pantoja:

…También acordaron (la corporación municipal) que encontrándose un tanto deteriorado a consecuencia de los rozamientos que por los muchos años (cerca de tres siglos) lleva de existencia el reloj público de esta Villa, careciendo por esta causa la población en muchas ocasiones de poder medir el tiempo, para llevar esta necesidad, se practiquen las debidas diligencias con el fin de adquirir un reloj de torre de nueva construcción, dirigiéndose al Sr. Alcalde a los artífices de cuyas casas se tienen propuestas al objeto indicado.

Echando cuentas, comprobamos que si en 1885, se referían al antiguo reloj como que estaba muy deteriorado porque tenía tres siglos de antigüedad, eso nos sitúa aproximadamente en 1585. La Iglesia se empezó a construir en 1509 y termina en 1527, pero la torre se construyó bastante después, en 1611, por lo que se supone, con ese margen de varios años arriba o abajo, que en las actas se refieren al deterioro del primer reloj.
Así pues, apenas un mes más tarde, en la siguiente sesión plenaria se explica que habían invitado a un relojero, para que viniera a Tembleque y estudiar la compra e instalación de un nuevo reloj. Este relojero fue Don Mónico García Rosel, de bastante prestigio en la época.
Mónico tenía su taller en pleno centro de Madrid, en sus inicios, en la calle Preciados 42, y posteriormente, en las fechas en las que construyó el reloj de Tembleque, en la calle Atocha 33. Mónico acababa de visitar Tembleque el 7 de mayo de 1885, un día antes de la celebración del Pleno en el Ayuntamiento, y ya lanzó su primera oferta, que sería la instalación de un nuevo reloj, al precio de 2750 pesetas, pagadas en dos plazos. Todos los accesorios necesarios para el montaje correrían a cargo del relojero, a excepción de las obras de fábrica, como la caseta donde está el reloj, que correrían por cuenta del Ayuntamiento. De hecho, en uno de los conductos del piso inferior, que se debió hacer para el péndulo o las cuerdas para hacer tocar las campanas, ya sin uso, está grabado el año de 1886.
 El reloj, en un principio se iba a montar en el tercer piso, de los cuatro que tiene la torre, es decir, que se iba a poner en el piso inferior al actual, aunque finalmente hubo modificaciones en el proyecto, como explicaré, para dejarlo instalado en el cuarto y último piso.
Ya en esta sesión plenaria, a la que fue invitado el propio relojero, se hacía mención a la importancia de que las campanas sonaran en todos los rincones del pueblo.
Extracto del acta con fecha 8-5-1885, con todos los detalles:

...El Sr. Presidente (el alcalde de Tembleque, Don Agustín Pantoja) se había dirigido en carta particular al artífice relojero D. Mónico García Rosel, establecido en Madrid, en la calle de Atocha número 33, invitándole a que pasara por esta población con el fin de tratar de la adquisición de un reloj de torres, de los que construye, a cuya invitación había respondido, ofreciendo, por carta de tres del actual, venir a este pueblo al objeto indicado, lo cual ha cumplido, presentándose en el día de ayer. En virtud, enterados sus mercedes, expusieron la conveniencia de hacerle comparecer en este acto, según se ordenó por el Sr. Alcalde, para convenir con dicho artífice en las condiciones de la máquina de citado reloj, precio del mismo y demás hasta su colocación en la torre de esta Iglesia: estando presente el relacionado D. Mónico, enterados del objeto de su llamada y habiendo conferenciado sobre el tamaño del mueble mas a propósito con relación a la extensión superficial de este pueblo, que pueda comunicar fuerza bastante a hacer oir la campana en todos sus ámbitos, por unanimidad acordaron: se adquiera en compra un reloj de torre que se colocará en el tercer piso de esta; de horas y medias, con repetición de las primeras; de ocho días cuerda el movimiento, treinta horas de sonería o campana, esfera de mármol que se pondrá en la ventana que existe hoy tapiada en dirección Norte, por el precio de dos mil setecientas cincuenta pesetas, pagadas en dos plazos, el primero a su colocación quedando marchando el reloj, que será del sistema de escape de clavijas, y el segundo en igual día del año venidero de mil ochocientos ochenta y seis; siendo de cuenta de dicho artífice todos los adherentes o accesorios de mencionado reloj; así como también la conducción del mismo y demás obras necesarias hasta su fijación, a excepción de las de fábrica que son de cuenta del Ayuntamiento, garantizando por término de un año el buen éxito de la máquina, fuera de un accidente violento.

Antes de continuar, hablemos un poco del relojero, Mónico García Rosel.
Me costó bastante tiempo y paciencia intentar averiguar algo sobre este relojero, a pesar de que pareció gozar de bastante prestigio a finales del siglo XIX.
Mónico García Rosel era natural de Córdoba, y nació en 1828
.
Parece ser, que en la vecina localidad de Mora, Mónico también instaló el reloj de su torre. Encontré el contenido de un acta municipal del año 1925 en Mora, donde se explicaba que habían recibido una carta desde el Ayuntamiento de Córdoba, donde ofrecían un libro con la biografía de Mónico Rosel al Ayuntamiento de Mora, por si era de su interés, al ser el montador del reloj de su torre. Desde el Ayuntamiento de Mora, se rogó que se adquiera dicho libro, para conocer más sobre este personaje.
Tras consular con Inmaculada Galán, concejala de Cultura y archivera municipal de Mora, muy amablemente me informó que aunque ese libro con la biografía de Mónico Rosel ya no se encuentra en el Ayuntamiento de Mora, les consta, según actas posteriores, que se compró por 10 pesetas con 50 céntimos,  una semana más tarde de esta sesión plenaria, y estuvo disponible para la lectura pública, pero claro, hablamos del año 1925. El edificio donde se guardó este libro, fue tomado durante la posterior Guerra Civil, y desapareció.
También me comunicó que el reloj actual de la Iglesia de Mora es reciente, y que el antiguo (presumiblemente el instalado por Mónico Rosel), se colocó en la Casa de la Cultura de Mora.
Me puse en contacto con la Biblioteca Nacional, en Madrid, y con la Biblioteca de Castilla-La Mancha, en el Alcázar de Toledo, además de con la Biblioteca de Córdoba, aunque en ninguna de ellas, ni tan siquiera en el Ayuntamiento de Córdoba, al cual también pregunté, parece existir ninguna copia de este libro ni ninguna otra referencia de Mónico Rosel, salvo el acta del Ayuntamiento de Mora anteriormente citada, publicada en el diario "El Castellano", con fecha 23 de diciembre de 1925, ya seguramente tras la muerte de Rosel, que había nacido casi 100 años antes, en 1828. 
Reloj de Mora, presumiblemente
original de Mónico Rosel.
Gracias a la colaboración de nuestro paisano, Pepe Seguido, que actualmente reside en Mora, y al que le pedí este favor, podemos mostraros una fotografía del antiguo reloj de la Iglesia de Mora, cedido actualmente a la Casa de la Cultura de Mora, y que presumiblemente, salvo si hubo algún cambio que desconozcamos a mediados del siglo XX, sería el reloj que Mónico Rosel había instalado originalmente en la Iglesia de Mora.
Lo que sí encontré, a modo de curiosidad, rebuscando en la prensa de la época, fue la publicación de varios anuncios publicitarios sobre su negocio de relojería, en Madrid.
Parece ser que Mónico estaba muy seguro de la calidad de sus productos, incluso quizás se le podría tildar de arrogante o soberbio, a tenor del contenido de su publicidad, que no tiene desperdicio, y que decía textualmente así:

RELOJERÍA DE TORRE
¿Hay casa que pueda colocar relojes en mejores condiciones que esta? No es posible. ¿Hay casa que tenga más relojes colocados en España? No es posible enumerarlos. ¿Hay casa que los coloque con más prontitud y economía? No es posible. ¿Hay casa que tenga los mejores relojes del extranjero como los tiene esta? No es posible. Pues con todas estas buenas calidades, ¿cómo es que hay quien se atreve a decir que es verdadero especialista, que nadie le puede hacer la competencia, y que en todas partes le dan la preferencia? Pues bien; a todas estas inexactitudes no se les puede dar crédito, por no llevar la firma de su autor.
Nuestra Casa, Atocha 33, relojería.
Mónico G. Rosel.
(Anuncio publicado en el Diario Oficial de Avisos de Madrid, en 1891)

En otro anuncio anterior, publicado en el diario "El Liberal", en 1889 (tres años después de instalar el reloj de Tembleque), se describía así:

RELOJES DE TORRE.
Con privilegio de todas las Exposiciones de Europa, Primera casa en Madrid, y único fabricante. Campanarios de hierro, campanas de bronce y Fons.
Atocha, 33, relojería de Mónico G. Rosel.
Pero la referencia más antigua que he encontrado, data de abril de 1866, en un anuncio publicado en "La Correspondencia de España", donde se indica que la dirección de esta casa estaba en la calle Preciados 42:

RELOJES DE TORRE.
Gran depósito de todas clases. Relogería (lo pusieron así en el anuncio, con "g", en lugar de "j") de Mónico Rosel. 
Preciados 42._1
Las siguientes noticias referentes a este nuevo reloj, las encontramos 8 meses después, en enero de 1886. Aquí se deduce, que el relojero Mónico Rosel, aunque vivía en Madrid, estuvo viviendo provisionalmente en Tembleque durante esos meses, hasta la instalación del reloj, que sería finalmente en ese mes de enero de 1886. 
Antiguas esferas, posiblemente
(aunque sin poder confirmar) 
las del reloj de Mónico Rosel
.

Se explica la modificación del proyecto original, con las nuevas condiciones, tras consultar con vecinos y concejales. Se volvió a hacer especial hincapié en el número de esferas, de mármol, que debía tener, la altura de las mismas (se instalarían el cuarto piso, en el campanario), la orientación de las mismas, para que se pudiera ver desde el máximo de zonas y con la mayor facilidad posible, por parte de los vecinos, que seguramente, en aquella época, casi ninguno tenía otra forma de comprobar la hora. También se insistió en la fuerza que debía tener el sonido de las campanas, por el mismo motivo, para que se pudieran escuchar en todo el pueblo
Siendo así, el presupuesto final fue de 3000 pesetas, pagadas en cuatro plazos.
Tampoco tiene desperdicio el contenido de la sesión plenaria con fecha 17-1-1886:

...con asistencia del Relojero D. Mónico G. Rosel, vecino de Madrid y residente accidentalmente en esta localidad, asociados de mí su Secretario por quien se hizo lectura de la anterior y fue aprobada.
 Por el Sr. Presidente se manifestó que el objeto de esta sesión, de que ya tenían conocimiento, era para convenir y estipular nuevamente las condiciones para la adquisición por compra al mismo, de un reloj de torre que ha de colocarse en la de la Iglesia Parroquial, en atención a las indicaciones de conveniencia hechas por algunos Señores Concejales y vecinos acerca del sitio o piso en que debe colocarse para que con más facilidad puedan ser vistas sus esferas, como también el número de estas que debe de tener, proporciones de la máquina y tamaño del mueble, que pueda comunicar fuerza bastante a hacer se oiga la campana en todos los ámbitos de la población con la mayor facilidad atendida su extensión superficial, razones por algunas de las cuales se hace indispensable modificar el contrato que al dicho objeto se celebró con el referido Sr. Rosel en sesión extraordinaria que tuvo efecto el día 8 de mayo del año próximo pasado.
 En su virtud enterados sus mercedes de lo manifestado por el Sr. Alcalde, habiendo conferenciado con el citado D. Mónico Rosel sobre todas y cada una de las razones aducidas sobre el asunto de conformidad con el repetido D. Mónico, por unanimidad acordaron: se adquiera por compra a este un reloj de torre, sistema de clavijas de horas y medias horas, con repetición de las primeras, de los señalados con el número 10 del catálogo de treinta y tres centímetros de diámetro la rueda 1ª del movimiento y sesenta y seis la 1ª de la sonería, con dos esferas de mármol con su cuadratura y de treinta horas cuerda, cuyo reloj se colocará en el cuarto piso de la torre de la Iglesia, o sea en el del Campanario y dichas esferas en los huecos de campanas o ventanas, una en la que existe en dirección al Norte y la otra en la que está situada al Oeste, por precio de tres mil pesetas, pagadas en cuatro plazos iguales, o sea de setecientas cincuenta pesetas cada una, el primero inmediatamente después de su colocación y quedar marchando y los tres restantes en cada uno de los seis meses siguiente al día de su fijación; siendo de cuenta del artífice los adherentes o accesorios de dicho reloj y demás obras necesarias hasta que quede fijado, excepción de las de fábrica y conducción del mismo reloj que son del Ayuntamiento; garantizando por término de un año el buen éxito de la máquina fuera de un accidente violento.

Una vez concretadas las nuevas condiciones, a los pocos días quedó finalmente instalado el nuevo reloj.
Tal debió ser la importancia de este acontecimiento para los vecinos del pueblo, que desde la Corporación se decidió dejarlo registrado en el acta municipal, textualmente "para perpetua memoria", para que constara la fecha en la que el reloj quedó instalado y se puso a regir. Gracias a esa aparentemente insignificante decisión, puedo completar este reportaje adjuntando dicha información.
Extracto del acta con fecha 27-1-1886, en cuyo margen se titula:

Reloj nuevo, empieza a regir.

… También acordaron sus mercedes que, para perpetua memoria, se consigne en acta que en el día de hoy ha empezado a regir el reloj que contratado y adquirido en compra del Establecimiento de D. Mónico G. Rosel, vecino de Madrid, ha sido colocado por este en el piso cuarto de la torre de la Iglesia Parroquial de esta Villa, con arreglo a las condiciones que se estipularon con dicho artífice y constan en la sesión extraordinaria que al efecto se celebró el día 17 del corriente mes.

Apenas un mes más tarde, se nombró al nuevo encargado del mantenimiento del reloj, que fue el temblequeño Isabelo Núñez Polo, según el acta con fecha 24-2-1886:

... Acordaron nombrar encargado de regir el reloj de la torre a Isabelo Núñez Polo, en virtud de renuncia del que lo venía desempeñando, con la misma asignación que este disfrutaba.

Isabelo Núñez-Polo estuvo trabajando en el mantenimiento el resto de su vida, 22 años más, hasta que falleció, en el año 1908, momento en el cual se nombró a su hijo como sucesor en el cargo del mantenimiento del reloj.
Extracto del acta con fecha 31-9-1908:

...Por fallecimiento en febrero de Isabelo Núñez-Polo, relojero de la villa, los cuidados del reloj pasan a su hijo, Vicente Núñez González.

Parece que aunque Mónico también hacía o instalaba campanas, las de Tembleque no son de él, pues no encontré referencias en las actas municipales. Hace unos años, logré hacer una fotografía al exterior de la campana principal, donde aparece una inscripción, que aunque no se puede leer correctamente, por la distancia y resolución de la foto (y la dificultad de realizarla desde las alturas), no parece mencionar a Mónico Rosel, sino a otra fábrica. La foto la adjunto con su resolución original en el álbum online con el que finalizaré este reportaje.
El reloj instalado por Mónico Rosel, duró en la torre de Tembleque casi un siglo
, una muy buena cifra, aunque lejos de los tres siglos del anterior reloj, supuestamente el original de cuando se construyó la torre de la Iglesia de Tembleque, en el siglo XVII. 
El reloj de Mónico Rosel duró concretamente 86 años, hasta que en 1972, fue sustituido por el actual reloj, de Manufacturas Blasco, otra gran empresa relojera, creada en 1921 y desaparecida en la década de los años 90 del siglo pasado.
Obviamente, a lo largo de la historia de todos estos relojes, incluyendo el actual, se han producido numerosas averías y sustituciones de piezas o esferas del reloj, según he visto referencias en otras muchas actas municipales, o incluso en fotos antiguas, donde en algunas se ve la torre sin esfera o con ella rota, en el siglo pasado (años 1945 y 1985).
De hecho, a modo de curiosidad, encontré las siguientes referencias sobre averías del reloj de Mónico Rosel, que comparto para ampliar información:
Extracto del acta con fecha 13-9-1905:

...Se acordó por unanimidad se arregle una de las esferas del reloj de villa por estar completamente borrado el horario.

Cuatro meses más tarde, otra avería, aparentemente más aparatosa:
Extracto del acta con fecha 10-1-1906:

...El Sr Presidente manifestó que se había descompuesto el reloj de villa, y había llamado a un herrero para que lo examinara y viese si podía componerle, por no haber en la actualidad otros elementos de que servirse, y que si la compostura puede llevarla a efecto que la realice, y en caso contrario, se propondrá lo que corresponda.

Como se aprecia en el texto, parece que esta avería estuvo a punto de dar por finalizada la vida útil del reloj, con apenas 20 años de existencia, aunque afortunadamente, parece que el herrero, Rufino Magán, pudo arreglar el reloj, según se lee en la factura posterior, un mes después, en el acta con fecha 21-2-1906:

...Se aprobó la cuenta del herrero Rufino Magán, referente a la compostura del reloj de villa, y acordaron satisfacer su importe de 7 pesetas.

Un par de años más tarde, en 1908, parece que una nueva avería dejó a los vecinos durante bastante tiempo sin poder consultar la hora del reloj de la torre, por falta de presupuesto para su arreglo. Extracto del acta con fecha 9-9-1908:

... Se dio lectura a una carta del relojero Sr. García (pocos meses antes, había fallecido el relojero encargado, Isabelo Núñez-Polo, y aún no se había nombrado sucesor a su hijo, algo que ocurrió apenas unos días después de esta carta, por lo que se deduce que el Sr. García fue relojero provisionalmente) informando sobre el estado del reloj de villa y la compostura o arreglo del mismo. El Ayuntamiento acordó por unanimidad que no habiendo consignación del presupuesto corriente para esta atención no puede reabrirse la limpieza y arreglo del reloj en el año actual.
Como se aprecia, las distintas averías en los relojes, eran y son algo habitual, aún a día de hoy. Precisamente, en otoño de este año 2021, mientras editaba este reportaje, estuvimos en Tembleque varios días sin poder escuchar las campanas de las horas y medias horas, por otra avería.
Volviendo al tema del reloj antiguo, según me estuvo comentando nuestro buen amigo e historiador, Pedro Fernández Peinado, de Turleque, existía la posibilidad de que el tercer reloj, el instalado en 1972 por Manufacturas Blasco, se hubiera hecho aprovechando parte de la maquinaria del reloj antiguo, el de Mónico Rosel, o que se hubiera instalado sobre los soportes antiguos.
Esto prácticamente se puede descartar, pues tras consultar las actas municipales de 1972 del archivo del Ayuntamiento de Tembleque, afortunadamente encontré una referencia a este reloj, donde se explica que aunque en un principio se pidió presupuesto para arreglar el reloj (el de Mónico Rosel), finalmente, por la poca diferencia de presupuesto, se optó por poner uno nuevo, el reloj actual, al precio de 58300 pesetas, de las que se dedujeron 6500 pts por el abono del reloj viejo, pesas y piezas sobrantes, es decir, que Manufacturas Blasco se llevó el reloj viejo. Esto también me lo confirmó nuestro vecino Juan, que en aquella época, ya era miembro de la Hermandad de Jesús Nazareno, y recuerda cómo subieron el reloj nuevo, con la ayuda de nuestro vecino Basilio Oliveros (QEPD), y se llevaron el viejo.
Actualmente, es el reloj de Manufacturas Blasco el que lleva funcionando en nuestro pueblo (con averías incluidas, como he explicado anteriormente) desde 1972. 
Extracto del acta municipal con fecha 16-2-1972, siendo alcalde Don Gabriel Cereceda:

Por la Casa Manufacturas Blasco de relojes públicos, sito en Roquetas (Tarragona)
, ha confeccionado presupuesto para el arreglo del reloj de la torre y presupuesto para la modificación al mismo con la finalidad de que sea eléctrico e igualito presupuesto de un reloj nuevo, abonando por el que hoy hay una pequeña cantidad.
 Se diserta ampliamente dicho presupuesto y se acuerda se ponga una nuevo, ya que la diferencia es muy pequeña, dicho contrato de reloj nuevo asciende a 58300 pts, en este precio están deducidas 6500 pts por abono de reloj viejo, pesas y accesorios sobrantes. Los gastos de traslado desde la estación de Villacañas a Tembleque son por cuenta del Ayuntamiento.

En el siguiente vídeo, grabado en 2010, y como complemento gráfico al reportaje, nuestro paisano José Luis, operario del Ayuntamiento de Tembleque, nos muestra el funcionamiento de los engranajes del reloj actual, de Manufacturas Blasco:
El vídeo íntegro, grabado en 2010, que incluye la subida a la torre y algunas otras vistas panorámicas, está disponible en este enlace de Youtube, dentro del primer reportaje del blog dedicado a la torre y el reloj de la Iglesia, con fecha de diciembre de 2013.
En el siguiente pdf, está recopilada toda la información publicada en este reportaje, con los textos de las actas originales de 1885, 1886 y 1972, así como sus correspondientes transcripciones y algunas fotografías. Acceso desde este enlace de Google Drive.
Edito este reportaje en marzo de 2022, para añadir más información e imágenes de uno de los antiguos relojes de Mónico García Rosel, como lo fue el antiguo reloj del Ayuntamiento de Consuegra, y cuya maquinaria original, se expone a la entrada de dicho Ayuntamiento.
Muy probablemente, el antiguo reloj de Tembleque, debió ser muy parecido a este, por ser del mismo relojero, Mónico Rosel
Tras contactar con nuestro buen amigo e historiador consaburense, José García Cano, me dio unos apuntes sobre este reloj, que funcionó simultáneamente al de Tembleque.
Este reloj, el Ayuntamiento de Consuegra lo compró en 1886 (apenas unos meses después de que Tembleque le comprase también a Mónico Rosel el suyo), para sustituir al primer reloj que tuvo dicha torre, en 1822. Este reloj de Mónico Rosel, duró en la torre desde 1886 hasta el año 1979, prácticamente igual que el de Tembleque, que recordamos que estuvo desde 1886 hasta 1972. 
Según documentación recuperada por José García Cano, se explica que hubo unas obras para adaptar la torre de Consuegra. Los concejales encargados de comprarlo fueron los señores Pozuelo y Jareño.
Se explica textualmente, al vecino de Consuegra Ricardo Fernández: 
Para el giro al reloj de la Villa, por el haber anual de 75 pesetas, con la obligación de darle cuerda y limpiarle, sufragando de su cuenta el aceite para untar la máquina. 
Este vecino, Ricardo, se encargó del mantenimiento del reloj desde febrero de 1886. Poco después, el segundo encargado sería Joaquín Garrido, al que se le pagaría 125 pesetas anuales, por hacer la limpieza de la máquina, con la obligación de que esté siempre en marcha y siendo de su cargo poner y quitar la luz en la esfera transparente y la grasa que la máquina necesite para marchar. 
Este segundo vecino, Joaquín Garrido, tuvo este encargo hasta 1901, momento en el que nuevamente tuvo un sustituto. 
José García Cano, además, fue entrevistado el 28 de marzo de 2022 en Radio Consuegra, en la sección "Nuestro pasado", con motivo de los 200 años de la torre del reloj de Consuegra, y en dicha entrevista, estuvo también hablando de todos los relojes que ha tenido, haciendo especial hincapié en el reloj de Mónico Rosel. Podéis escuchar la entrevista íntegra, a través del siguiente vídeo-audio, donde veréis con mayor detalle el reloj de Mónico Rosel, expuesto en la entrada al Ayuntamiento de Consuegra:
Paralelamente, también publicó un formidable reportaje al respecto, en formato pdf, titulado "La torre del reloj de Consuegra cumple 200 años",  que añado a este reportaje, desde este enlace de Google Drive, extraído de la web de konsuegra.es.
Finalizo compartiendo un álbum fotográfico, con todas las imágenes publicadas en este artículo y algunas más, esperando que todos hayamos aprendido algo más sobre la historia de todos los relojes de la torre de la Iglesia de Tembleque:
Fuentes consultadas para la elaboración de este reportaje: 
- Actas municipales del Ayuntamiento de Tembleque. Principalmente 1885, 1886 y 1972, pero también 1905, 1906 y 1908.
- Consultas con el historiador Pedro Fernández Peinado, que me indicó las siguientes fuentes:
Información sobre Manufacturas Blasco: https://ilercavonia.fandom.com/wiki/Manufacturas_Blasco
- Consultas con la concejala de Cultura y archivera municipal del Ayuntamiento de Mora, Inmaculada Galán.
- Hemeroteca digital de "El Castellano", en la página 405 de las 724, con fecha 23 de diciembre de 1925: https://descargasarchivo.toledo.es/results.vm?q=parent%3A0000014237&s=4040&t=%2Bcreation&lang=es&view=hemeroteca
- La Voz del Tajo. 18-8-1985.
- Diario Oficial Avisos de Madrid. 1891.
- El Liberal. Septiembre 1889.
- La Correspondencia de España. Abril 1866
- Trabajo de José García Cano: "La torre del reloj de Consuegra cumple 200 años".