martes, 14 de enero de 2025

El Dr. Enrique García de Ancos, Hijo Adoptivo de Tembleque en 1917.

Nueva cita con la historia de nuestro pueblo, en este caso, a modo de homenaje póstumo, para presentaros al que creo que ha sido el único Hijo Adoptivo que ha tenido Tembleque de manera oficial, Don Enrique García de Ancos, en el año 1917.
Don Enrique García de Ancos
, fue médico titular de Tembleque, entre los años 1879 y 1887.
 Natural de Madrid, nacido el 30 de marzo de 1855, y falleció en Bilbao el 22 de diciembre de 1928según esta fuente y las esquelas de los periódicos de la época, donde comprobamos que era viudo de Dña Dolores Mantilla de los Ríos, y tuvo dos hijos, Ignacio y Mª Dolores. También tenía dos hermanas, Jesusa y Carmen.
Sus abuelos, eran naturales de la vecina localidad de Ocaña.
Este ilustre personaje, en menos de una década que fue el tiempo que estuvo en nuestro pueblo, sin duda alguna dejó profunda huella marcada en el vecindario de Tembleque, no sólo por su trato afable con todos los vecinos y sus conocimientos médicos, sino también, entre otros muchos aspectos, por su profunda carrera profesional, plagada de importantes títulos en el ámbito médico y científico, como se explica en el acta oficial donde se le nombró Hijo Adoptivo de Tembleque, que compartiremos de manera íntegra en este reportaje.
El Dr. Enrique García de Ancos, facultado por Medicina y Cirujía en la Universidad de Madrid, en 1879, aceptó Tembleque como su primer destino para ejercer su carrera profesional, donde fue nombrado Médico Titular Interino el 5 de septiembre de 1880
Apenas un par de años más tarde, en 1882, cooperó en la fundación de un colegio de 2ª Enseñanza, domiciliado en nuestro pueblo, del que fue director, además de impartir las asignaturas de Historia de España y Universal, Francés, Aritmética y Álgebra.
Sin duda alguna, su etapa más intensa en nuestro pueblo, fue durante el verano de 1885, donde Tembleque sufrió los estragos de la epidemia del cólera (véase este artículo del blog). Don Enrique, junto con su otro compañero médico, Don Burgundofero García Ortiz (que en 1892 optaría a una plaza de médico en la Protectora de Mora y ya antes, en 1876 había escrito un trabajo titulado "Influencia de los climas sobre el calor animal"), asistió a cientos de vecinos, tanto de Tembleque como de otros pueblos de alrededor, en aquellos días de terror. Llegaron ambos a realizar hasta 200 visitas diarias, algo que le pasó factura también en la salud, aunque sin embargo, fue el único médico titular de Tembleque que no se contagió por aquel cólera. En 1886, recibió una recompensa honorífica por los servicios prestados durante la epidemia colérica, así como por las acertadas y posteriores medidas sanitarias que ofreció para futuras epidemias. 
En 1887, por razones de salud, y muy a su pesar, tuvo que renunciar a su plaza en Tembleque para desplazarse a Mocejón, donde estuvo ejerciendo durante un año.
En 1888, se le adjudicó, con el número 1 de los opositores, su plaza en el Hospital de Bilbao, (foto adjunta, cortesía del historiador José García Cano), donde culminaría su carrera profesional, escalando puestos y recibiendo numerosos títulos y cargos, que están reflejados en el acta de nombramiento de Hijo Adoptivo de Tembleque en 1917. 
De hecho, sería un año más tarde de este nombramiento, cuando jugaría también un papel fundamental en la epidemia de la Gripe Española, en 1918, aunque en este caso, todos sus servicios los hizo en Bilbao, donde aparte de seguir ejerciendo, también dio varias conferencias y escribió otros tantos artículos científicos.
En su estancia en Bilbao, prestó especial anterior a la mortalidad infantil y publicó un trabajo monográfico sobre el tema. Sucedió a Gorostiza como decano del Cuerpo Médico Municipal en 1916 y dirigió el Cuerpo Médico Municipal durante la pandemia gripal del año 1918. Fue miembro de la comisión organizadora de la Academia de Ciencias Médicas y autor de varias obras de divulgación.
Además, según se lee en este otro artículo dedicado al deporte en Bilbao, se hace referencia a su trabajo en la divulgación sobre las ventajas de las prácticas deportivas de masa:
  Enrique García de Ancos se estableció en Bilbao cuando contaba 33 años. era médico de puertas del Hospital de Atxuri, obtubo la plaza el 1 de septiembre de 1888. En 1890 tuvo una plaza de Médico Inspector de Escuelas y Cadáveres. El 23 de enero de 1890. Fue médico de Higiene Especial y participó en conferencias en el Club Deportivo de Bilbao, que tenían como objeto explicar las ventajas y virtudes de la práctica deportiva en aquellos inicios de la práctica deportiva de masas. 
Una última nota de prensa de su estancia en Bilbao, antes de continuar con su acta de nombramiento de Hijo Adoptivo en Tembleque. Para ello, os invito a leer el artículo titulado: "Polémica entre el Filósofo Guiard y el médico Doctor García de Ancos, sobre la voluntad humana". donde nos explican el rifi-rafe que tuvieron ambos personajes por estar en desacuerdo, durante una conferencia del filósofo, en 1889, que se trasladó durante varias semanas a la prensa local. 
Os dejo una captura de imagen del artículo completo, al cual podéis acceder desde este enlace, dentro del blog de https://ianasagasti.blogs.com/mi_blog/.
En 1903 escribió un libro sobre la mortalidad infantil, titulado: "Algunas consideraciones sobre la mortalidad infantil : memoria presentada al XIV Congreso Internacional de Medicina".
Ya en 1919, tras la epidemia de la Gripe Española, y siendo ya Hijo Adoptivo de Tembleque, escribió otro libro recopilatorio titulado "Conferencias y artículos. Por el Doctor Enrique García de Ancos".
Tras consultar con varias librerías de viejo en Bilbao, así como la biblioteca Nacional, la de Tembleque y la de Castilla-La Macha, me explicaron que existen únicamente dos copias de dicho libro (que tiene 415 páginas); una está en la biblioteca de Bonn, y otra en la Biblioteca de Deusto, en Bilbao, aunque en ambos casos están sin digitalizar y no son ejemplares prestables, tal y como me informaron desde Bilbao. Adjunto foto de la portada del libro.
No obstante, no cesé en mi empeño, y pude contactar con el Museo Vasco de Historia de la Medicina, de Bilbao, donde su administradora y responsable, Begoña Madarieta, y el médico del Ayuntamiento de Bilbao, Juan Gondra, me atendieron vía telefónica muy amablemente y estuvimos compartiendo información sobre el doctor Enrique García de Ancos, ya que, casualidades de la vida, precisamente Begoña estaba preparando una tesis doctoral sobre las médicos de Bilbao, y le era de gran interés saber más aspectos sobre Enrique García de Ancos. Ella misma guarda un ejemplar físico de su libro "Conferencias y artículos" junto con otro libro del mismo autor, y como muestra, me envió algunas páginas digitalizadas, que compartiré en este artículo, además de su propia tesis doctoral, titulada "La salud escolar. Génesis y evolución de la Inspección médica escolar en Bilbao y biografías de los jefes médicos (1919-1982)". Además, Begoña presentó su tesis en julio de 2023, con la nota más alta, sobresaliente cumlaudem. Se puede acceder y descargar su tesis desde este enlace de la Fundación Dialnet,
Por su parte, el doctor e historiador Juan Gondra, también muy interesado en saber algo más sobre Enrique García de Ancos, me comentó que hace unos años, incluso visitó a propósito nuestro pueblo, Tembleque, sabiendo que el Dr. García de Ancos había estado allí ejerciendo a finales del siglo XIX. Ellos desconocían que años después, fue nombrado Hijo Adoptivo de Tembleque, por lo que el intercambio de información fue muy gratificante tanto para ellos como para un servidor, todo en beneficio de saber algo más sobre la historia de esta importante persona.
Aquí os dejo, en formato pdf, un extracto de las primeras páginas y el índice del libro "Conferencias y artículos", del Dr. Enrique García de Ancos, facilitado por Begoña Madarieta:
Ahora que hemos conocido más sobre la vida y obra de Don Enrique García de Ancos, entramos de lleno a su nombramiento como Hijo Adoptivo de Tembleque
Tras 30 años fuera de nuestro pueblo, Don Enrique volvió a Tembleque unos días durante el verano de 1917, y pudo reencontrarse con sus vecinos y amigos. Tanto caló esa agradable visita, que el alcalde de Tembleque en aquella época, Don José Rincón Molina, propuso al resto de concejales: Víctor Ariza Caro, Dionisio Lillo Osuna, Lorenzo Chozas Muñoz, Manuel Muñoz Álvarez, Jerónimo Vizcaíno Ocaña, Luis Bautista Matilla, Fausto Lozano Álamo, Hermenegildo García Rabadán, Marto Muñoz Valera y Samuel Molina Sierra, nombrarle Hijo Adoptivo, y para ello, convocó una sesión extraordinaria, con fecha 22 de noviembre de 1917, donde se expuso ampliamente los motivos por los que debería ser nombrado digno de tan alto reconocimiento. Dice textualmente así:

En la Villa de Tembleque a veinte y dos de Noviembre de mil novecientos diez y siete.
 A las once de la mañana y bajo la Presidencia del Sr Alcalde D. José Rincón y Molina, se reunieron en el salón de sesiones de la Casa Consistorial los Sres. expresados al margen, con asistencia de mí, el secretario, para celebrar la sesión extraordinaria para hoy convocada. 
Diose lectura a la papeleta de convocatoria, en la que se consigna que el objeto de la sesión, era dar cuenta de una visita dedicada a este vecindario, por el médico Titular que fue de esta villa, D. Enrique García de Ancos, y en ella acordar lo que proceda que rebela grandes afecciones a cita población.
 Acto continuo, el Sr. Presidente declaró abierta la sesión y dijo:

 Tengo la satisfacción de comunicarles que en los últimos días de septiembre, hemos tenido en esta población a Don Enrique García de Ancos, médico que fue de esta villa en los años 1879 al 1887. En la actualidad desempeña en la invicta villa de Bilbao, entre otros, los cargos de Inspector Municipal de la tercera sección Jefe de la Inspección escolar, Médico civil propietario de la Comisión Mixta de Reclutamiento, Contador del Colegio Médico provincial y Director del Boletín de Estadística de aquella población, es, decano del Cuerpo Médico Municipal y Jefe del mismo, que es el más alto empleo que en la esfera municipal cabe alcanzar, pues lleva consigo la dirección de todos los asuntos sanitarios del municipio. 
Difícil sería, referirles, el afecto que con su peculiar afabilidad demostró para todos, al honrar mi casa, visitándome en concepto oficial y saludando por mi conducto, a la Corporación Municipal como representante de su vecindario, del que conserva gratísimos recuerdos, por las muchas consideraciones y deferencias de que fue objeto en los años que convivió entre nosotros ejerciendo su profesión y que su reconocida modestia juzga excesivas. Hoy, después de treinta años de ausencia ha tenido una verdadera satisfacción al venir de exprofeso a saludarnos, ofreciéndose incondicionalmente en lo que pueda ser útil al vecindario en general.
 Al acompañarle, en su corta permanencia entre nosotros, observé la cariñosa acogida que todos le han dispensado, por lo que creí conveniente, correspondiendo a las espontáneas y recíprocas manifestaciones de afecto, convocarles a la sesión extraordinaria y comunicarles con mayor solemnidad el saludo, que por conducto de la Corporación Municipal dirige al vecindario. 
Alguno de vosotros Señores Concejales por vuestra edad pudierais mejor que yo, hacer exactas referencias del concepto profesional que mereció de este vecindario y de las cualidades personales que siempre han adornado a Don Enrique García de Ancos; pues yo, joven aún en la época de su convivencia en la población, someramente podré reflejar los motivos que le hicieron acreedor del aprecio de todos. 
A Don Enrique García de Ancos, facultado en 1879 por la Universidad de Madrid, para ejercitar la Medicina y Cirugía, se le ofreció campo donde poder desarrollar su vida profesional y ansioso de practicar la carrera que con tanto lucimiento había ultimado, aceptó la venida a este pueblo a ejercerla libremente, muy pronto, reveló sus aptitudes científicas y excelente dotes de caballero que le crearon ambiente muy favorable, y en 15 de junio de 1880 por renuncia de D. José Alonso Rodríguez, la Junta Municipal, presidida por Don Agustín de Torres Sánchez, por unanimidad, le nombró Médico Titular interino de este Municipio, y previa la tramitación legal, en cinco de septiembre del mismo año, la misma Junta, y también por unanimidad le otorgó nombramiento en propiedad de la Titular que interinamente desempeñaba.
 En septiembre del año 1882, familiarizado aún con los estudios de la juventud y entusiasta por la difusión de la cultura, cooperó con otros señores a la fundación de un colegio de 2ª enseñanza, domiciliado en esta población del que fue director y encargado de la explicación de las asignaturas, Historia de España y Universal, Francés, Aritmética y Álgebra. Colegio que obtuvo lucida matrícula de este y otros pueblos inmediatos, y como incorporado al Instituto de nuestra Imperial ciudad de Toledo, una Comisión del Claustro de profesores de este, se personaba en el colegio para examinar a los alumnos que obtuvieron brillantísimas calificaciones.
 Las infinitas significaciones de probidad del Sr García de Ancos, las coronó con sus extraordinarios servicios en el año 1885, que la epidemia colérica invadió con efectos fulminantes la población, produciendo con sus fatales consecuencia días de terror en el vecindario; más que nunca, por circunstancias tan tristes se demandaba por todos el auxilio de la medicina, y Don Enrique García de Ancos, desechando todo peligro, jamás claudicó en el cumplimiento de su deber y con la abnegación propia de un hombre entregado a la ciencia y de nobles sentimientos humanitarios, no vaciló un momento en hacer todas las asistencias que le fueron solicitadas, llegando a ser tantas que dada la irregular topografía de la población, le faltaba tiempo material para su recorrido, trabajo tan excesivo que resintió sus fuerzas físicas hasta ser necesario proveerle de un vehículo y conductor permanentes, para que a la vez de producirle algún reposo, le sirviera de medio más rápido para atender a los coléricos
Encomiando su infatigable constancia en todas las necesidades de la epidemia colérica el Ayuntamiento presidido por D. Manuel Ramírez, en 21 de julio de 1886, acordó proponer al Gobierno de S. M, concediera a D. Enrique García de Ancos, alguna recompensa honorífica por sus relevantes servicios, no sólo en tiempo de la epidemia, sino después, por las acertadas medidas sanitarias que propuso a este Ayuntamiento en evitación de nuevas propagaciones
El B.O del Ministerio de Gobernación de 10 de febrero de 1887, se concedió por el Iltmo. Sr Director General de Beneficencia y Sanidad, ingreso en la Orden Civil de Beneficencia con la Cruz de segunda clase al Médico Titular de Tembleque D. Enrique García de Ancos
En 21 de julio del mismo año, razones de salud, le obligaron a renunciar su titular, y con gran sentimiento de todos, marchó a desempeñar la del pueblo de esta provincia Mocejón de la Sagra, hasta que en 1888, se le adjudicó con el número uno de los opositores, la plaza de Médico del Hospital Civil de Bilbao. En 1891 fue Médico de la Higiene Especial de la invicta Villa antes citada y de Distrito de la Capital hasta 1902, que ascendió a Inspector de Salubridad y Jefe del Cuerpo Médico municipal. Es Doctor en Medicina y Cirugía, fue delegado y representante oficial del Excmo. Ayuntamiento de Bilbao, en el Congreso Médico Internacional celebrado en Madrid en 1903, donde presentó memorias y trabajos que se hicieron constar en sus actas, es autor de publicaciones con informe oficial emitido por la Real Academia de Medicina de Valladolid y nombrado Académico correspondiente; ha sido vocal de un Jurado nombrado por el Excmo. Ayuntamiento de Bilbao para informes de proyectos de esterilización y ozonización de las aguas potables, vocal de la Comisión redactora de las actuales ordenanzas municipales de Bilbao y del proyecto de Mancomunidad de Ayuntamientos de la provincia, ha sido Subdelegado del Distrito del Ensanche de la Capital; vocal tres veces, dos de ellas de Real Orden de la Junta provincial de Vizcaya y comisión permanente, perteneciendo en la actualidad, con derecho por este motivo a honores de Jefe Superior de Administración Civil. 
Concediéndosele por B.O de 12 de julio de 1913, por cuenta de la Cruz que ostentaba de Beneficencia por la de Epidemias con distintivos morado y negro
Por lo que antecede habréis observado Señores Concejales, que el Doctor García de Ancos que tan alta personalidad ha llegado a alcanzar, nació a su vida profesional en esta Villa, prestó en ella eminentes servicios, y de ella conserva tales afecciones que hacen que este pueblo constituya para él, el de su segunda naturaleza, nunca pues más indicada que en este caso, la declaración de hijo adoptivo de esta población que os propongo hagáis, seguros de que el honrar con ella a tan eminente médico, interpretaremos vivamente el sentimiento unánime de este pueblo que se honra en adoptarle, pues nunca se eleva más el nivel moral de un pueblo que cuando reconoce y se enorgullece con los méritos de sus hijos ilustres, e hijo ilustre de este pueblo podemos y debemos considerar al Doctor Don Enrique García de Ancos.
Oído lo manifestado por la Presidencia y Contemporáneos del Sr García de Ancos en su estancia en la población hicieron uso de la palabra los Concejales Sres. Lillo, Muñoz-Valera, Vizcaíno, Ariza y García Norro. 
Todos en sus referencias, elogiaron altamente su personalidad y el Ayuntamiento en pleno, corroborando las manifestaciones de la Presidencia, hace suya la proposición y acuerda por unanimidad en atención a sus grandes méritos declarar hijo adoptivo de esta Villa a D. Enrique García de Ancos, y que por la Alcaldía se le otorgue su correspondiente nombramiento y se le facilite certificación de la presente acta. 
El Sr. Alcalde declaró su satisfacción por el acto que realizaba el Ayuntamiento, con el que ponía de relieve su cultura y los gratos recuerdos de una persona que en una época de su vida se esforzó en bien de este vecindario.

Este nombramiento, tuvo su correspondiente respuesta desde Bilbao, por parte de Don Enrique, y también quedó reflejada en el acta de la sesión plenaria con fecha 3 de abril de 1918. En esa ocasión, el alcalde accidental era Don Dionisio Lillo Osuna, y los concejales: Juan José Toribio Mora, Fausto Lozano Álamo, Gerónimo Vizcaíno Ocaña, Federico Mercado Pérez y Hermenegildo García Rabadán. Con las siguientes palabras, Don Enrique agradeció su nombramiento a la Corporación y todo el pueblo de Tembleque, recordando algunos de los momentos vividos en nuestro pueblo, con especial atención a la mencionada epidemia del Cólera de 1885:

Hondamente conmovido por la honrosa distinción que se ha dignado otorgarme ese ilustre Ayuntamiento de su digna Presidencia, confiriéndome el título de hijo adoptivo de esta Villa, correspondiendo así con exquisita cortesía al verdadero afecto que les profeso, tomo la pluma para dirigir a la Corporación Municipal por intermedio de su Presidente, mi más respetuoso y rendido homenaje de gratitud, sin encontrar, a la verdad, palabras adecuadas para verificarlo de una manera digna por revelar acto tan delicado y simpático como el que motiva esta comunicación, un alto ejemplo de verdadero civismo y de elevadas dotes de inteligencia y nobleza de sentimiento poco comunes desgraciadamente en España, cuyos pueblos, aún los más señalados por su cultura suelen olvidar casi siempre, cuando no menospreciar, los buenos servicios y las pruebas de cariño y de abnegado trabajo que les dieran sus funcionarios o servidores en épocas aciagas o difíciles para el vecindario.= 
Ante todo he de hacer constar que recibo este nombramiento y lo estimo cual merece, y quisiera poderme hacer digno de tan preciado honor, por su significación singular y extraordinaria, siendo como es a mi juicio producto de la benevolencia de un noble pueblo, más que de la verdadera justicia, pues, aunque entusiastas y numerosos, y no exentos de peligro, no fueron sin embargo mis esfuerzos y servicios de antaño, tan relevantes como el premio que ahora con excesiva largueza me conceden al recordarlos.= Valga no obstante como último y complementaria justificación de esta recompensa, mi expresivo saludo hecho personalmente el pasado verano, con una visita realizada como tributo de acendrada simpatía y gratitud al mismo. 
Nada hay ciertamente, que enlace y aúne mejor los corazones de un vecindario, que la tribulación y la adversidad, y no hubo época para ese pueblo, en muchos años más luctuosa, que aquel verano de 1885 de triste recuerdo, en el que todos los vecinos rivalizaron en abnegación y espíritu de sacrificio por servir y atender al procomún, poniendo a mi disposición a todas horas como único médico de los titulares que se conservó indemne de la epidemia, cuantos medios estuvieron a su alcance para socorrer pronta y eficazmente a la población invadida que perdió, asistida por el que suscribe, más de 150 habitantes en el espacio de poco más de un mes, sembrando el pánico esta mortandad entre todos los vecinos.
En aquellos días los que no huyeron de Tembleque, que los hubo que volvieron la espalda al peligro, olvidando así todos los deberes de ciudadanía, confraternizaron más estrechamente, afrontándolos, y esos vecinos decididos, que permanecieron unidos y lucharon firmes, crearon sin darse cuenta esos lazos, en los que tuve gran parte, de más íntima e inolvidable amistad, que en un principio no se estiman bastante tal vez porque no se perciben ni sienten con claridad sus manifestaciones hasta que para el tiempo y algún acontecimiento nuevo o especial los renueva, reviviendo entonces más potentes como reviven los recuerdos de las campañas contadas entre antiguos camaradas al conmemorar tristes o felices aniversarios, o en los alegres momentos del banquete iniciado para festejar fechas memorables, apretándose entonces más y más entre los comensales aquel vínculo de perdurable cariño. 
Así considero yo ahora después de este inmerecido nombramiento, más vivo el afecto a tanto antiguo y malogrado amigo que yace ya en tierra vencido por las cruentas luchas de la vida, a las que en este solemne instante debo dedicar con efusión un entrañable y triste recuerdo, y a tantos otros que aún viven por fortuna y que siguen luchando y esforzándose para hacer prosperar a ese bueno y querido pueblo, grande y rico en los tiempos de Cervantes, a cuyos supervivientes de 1885 dedico desde aquí también ahora un sentido y cariñoso saludo, lleno de la más viva emoción.
 Deseo pues, que conste en acta estos sentimientos míos con que de un modo mezquino y pobre puedo responder a la noble y generosa acción grabada en el acuerdo por el que se me confirió tan señalado honor, haciendo así mismo constar que si ese pueblo no me vio nacer en su recinto, es la tierra de mis mayores, pues de Ocaña eran mis abuelos y ascendientes por la línea paterna.= 
Esperando se dignará V. (usted) dar cuenta a la Corporación que preside de este escrito de gracias, cúmpleme ahora y siempre ponerme a disposición de la misma con filial complacencia, y para todo aquello que pueda considerarme útil.= Dios guarde a usted muchos años.=
 Bilbao, 4 de marzo de 1918.= Dr. Enrique García de Ancos. 

El Ayuntamiento quedó enterado por unanimidad del contenido de la misma y acordó así mismo se le dé cuenta por oficio al interesado Sr. García de Ancos.

Comparto a continuación algunos recortes de prensa y esquelas, facilitadas por Begoña Madarieta, extraída de la prensa de la época, como el Noticiario bilbaino o la Gaceta del Norte.
He comenzado este reportaje destacando que el Dr. Enrique García de Ancos había sido el único Hijo Adoptivo que ha tenido Tembleque, aunque esto tampoco es del todo cierto.
En realidad, hubo otro Hijo Adoptivo en Tembleque, aunque no lo considero por méritos que hizo en nuestro pueblo, sino más bien por mandato desde el Gobierno Central. Me explico:
El 27 de enero de 1926, fue nombrado Hijo Adoptivo de Tembleque al Excmo. D. Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, según se puede leer textualmente:
"El objeto de la sesión era tratar referente al nombramiento de Hijo Adoptivo de esta Villa al Excemo. Sr. D. Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, según deseos del Excmo. Sr. Gobernador Civil de la Provincia.
Acto seguido fue leída una moción del Sr. Alcalde, en la que manifiesta: que entiende medio apropiado, para satisfacer la deuda de gratitud que este pueblo como todos, tienen contraída con el Excmo. General D. Miguel Primo de Rivera, que con patriotismo insuperable, viene desarrollando desde el Gobierno una labor tan fructífera y acertada, que no tardará mucho tiempo en ocupar nuestra querida patria merced a ella, el puesto de honor en el concierto del mundo que le corresponde por sus condiciones y su historia. El nombramiento de tan invicto Caudillo de hijo adoptivo y predilecto de esta Villa de Tembleque.
El Ayuntamiento por unanimidad, hallando fielmente interpretados sus deseos en la proposición del Sr. Alcalde, acordó aprobarlo y congratularse de un acuerdo tan honroso y de justicia, como así mismo que se libre certificación para su remisión al Excemo. Sr. Gobernador Civil de la Provincia, quien a su vez, hará llegar a manos de su Excelencia."
27 de enero de 1926.
Acta original del 27 de enero de 1926, en el archivo antiguo del Ayuntamiento de Tembleque.
He querido dejar también esta última reseña, aunque creo que nada tiene que ver un nombramiento con el otro, ya que en el caso de Miguel Primo de Rivera, estuvo condicionado por los deseos del Gobernador Civil, algo que seguramente fue extensible a numerosos pueblos de España, y en el caso de Enrique García de Ancos, sí que fue por méritos propios ganados a pulso durante su estancia y labor desempañada en Tembleque, como he explicado en todo el reportaje.
Para finalizar, adjunto en formato pdf, las actas escaneadas de los libros originales del Ayuntamiento de Tembleque, que forma ya parte de nuestra historia local, así como su trascripción literal. Todo ello con acceso desde este enlace de Google Drive, con opción de descarga:

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