lunes, 20 de marzo de 2023

Una historia de Serenos de Tembleque en el siglo XIX, y el arte del escaqueo...

La figura de los Serenos estuvo muy arraigada en todos los pueblos y ciudades de España desde finales del siglo XVIII y hasta principios o mediados del siglo XX, y Tembleque no iba a ser menos.
A modo de resumen o introducción, pues ya existen numerosos reportajes mucho más elaborados con la historia de los serenos, como en la wikipedia, el blog Un sereno transitando la ciudad, o el Sereno de Zaragoza, de cuyas webs he cogido prestada alguna fotografía para adaptarlas a este artículo de Tembleque, comentaremos que los Serenos, a nivel general (luego nos centraremos en los serenos de Tembleque), eran los encargados de la vigilancia nocturna por las calles de los pueblos y ciudades, así como de encender las farolas con aceite, cuando aún no existía la electricidad, abrir los portales de viviendas o edificios, llamar a un taxi, o al médico, o a la partera, entre otras muchas y variadas ocupaciones que se podían presentar durante las noches y madrugadas.
De hecho, una de sus labores era dar las horas durante la madrugada, pues en aquella época, pocos vecinos tenían relojes, y mucho menos despertadores. También daban el parte meteorológico, y como la mayoría de las veces, el cielo estaba sin nubes, solían gritar, por ejemplo, a medianoche: "¡Las doce y sereno!", haciendo alusión a que el tiempo estaba sereno. Y de ahí les viene el nombre de "Serenos". Obviamente, cuando llovía, que eras las menos veces, gritarían "¡Las doce y lloviendo!", o lo que fuera oportuno. 
Su uniforme de trabajo constaba de una capa, gorra y chuzo, éste último era como un astil con punta, a modo de arma, por si tuvieran que defenderse al toparse a altas horas de la madrugada con algún que otro vecino agresivo o lo que fuere... También portaban faroles, al menos hasta la llegada de la luz eléctrica.
Pero como he dicho anteriormente, nos vamos a centrar, en los serenos de Tembleque, que solían ser tres, concretamente en un curioso caso que me llamó la atención, rescatado del olvido de las actas municipales de finales del siglo XIX.
Hay numerosas referencias, especialmente en las facturas municipales, del dinero empleado en los serenos de Tembleque, como las gorras a una peseta cada una, los propios chuzos, anteriormente citados, o lo que más me llamó la atención, y es que hubo una época en la que los serenos de Tembleque llevaban incluso revólver, como se aprecia en otras actas de principios del siglo XX, cuyas facturas, por poner algunos ejemplos decían literalmente:
6 de febrero de 1907: ...Distintas cuentas para los faroles de los serenos, y azadones y astiles para los chuzos de los serenos.
15 de febrero de 1911: Cuenta de Mateo Montoro, por la recomposición de dos Revólveres, para los serenos de este municipio. 4 pesetas.
8 de marzo de 1911: Cuenta de Tomás Ocaña, de tres cajas de cápsulas para los revólveres de los serenos de esta villa. 5 pesetas 25 céntimos.
A lo largo de toda esa época, no faltan tampoco las facturas por la compra de picón (combustible para las estufas de los serenos), gorras, ropa o demás utensilios.
Paralelamente, también contábamos en Tembleque con la figura del pregonero, que durante buena parte de mediados del siglo XX fue Jesús Toribio "Cacho" (que llegó a compaginar también con la labor de sereno, además de sepulturero), o antes su padre Manuel Toribio, como ya vimos en sendos reportajes del blog: "Cacho, el último pregonero": Enlace a la primera parte, o enlace a la segunda parte
La fotografía con la que abro este reportaje, es un montaje donde a la derecha vemos a un jovencísimo Jesús Toribio "Cacho", con su uniforme de pregonero o sereno, en los años 50, fumando un cigarrillo en la Plaza Mayor, y a su izquierda, he añadido digitalmente, por ilustrar mejor este artículo, una fotografía del típico sereno de finales del siglo XIX o principios del XX (más acorde con los protagonistas de la historia que os voy a contar en este artículo), con su chuzo, farol, gorra y capa. Fotografía extraída de este artículo, aunque en realidad aparece en otras muchas publicaciones.
Pero tras esta introducción, vamos al caso concreto por el que he titulado este post "Una historia de Serenos de Tembleque en el siglo XIX, y el arte del escaqueo..."

Nos desplazamos en nuestra particular máquina del tiempo al año 1879, para conocer a nuestros paisanos José Gil, Juan Vega y Claudio Calvo, los tres serenos que ocupaban dicho cargo en aquella época. Pero parece ser que, según se deduce leyendo el acta del 26 de octubre de 1879, no les debía gustar mucho su trabajo, y tendían a escaquearse a menudo.
Las quejas de los vecinos por la ausencia en las calles de estos serenos llegaron a la Corporación Municipal, que no se andaba con chiquitas, ya que tras unas comprobaciones sobre el terreno, decidieron despedirlos fulminantemente y nombrar a otros tres pregoneros.
Para ello, previamente, el procurador y un peón municipal (lo que hoy en día serían los subalternos del Ayuntamiento), salieron alguna noche, desde las 12 hasta las 4 de la madrugada, para vigilar si los veían trabajando por las calles, y tras recorrer todas ellas, y comprobar que efectivamente, no estaban trabajando, se les cesó inmediatamente, quedando tres plazas vacantes:

SESIÓN EXTRAORDINARIA. 26-10-1879.

Siendo alcalde de Tembleque Don Agustín de Torres.

…El objeto de esta sesión, era para darles cuenta de que el Sr Procurador, a consecuencia de haber sabido que los serenos no contaban las horas varias noches, ni se les veía por las calles, salió a vigilarles en la del día 24 del actual, y sin embargo de haber recorrido todas las de la población, en compañía del peón público Valeriano Merino, desde las 12 a las 4 de la madrugada no se encontraron con ninguno de ellos: todo lo que el referido Sr. Procurador Fernando Álamo le había comunicado, a los efectos conducentes. En su virtud y enterados Sus Señores, y habiendo conferenciado suficientemente sobre el particular, acordaron: declarar cesantes a José Gil, Juan Vega y Claudio Calvo, que desempeñan las tres plazas de Serenos de esta población, por las causas que van expresadas, y vacantes, por lo tanto, las indicadas tres plazas: todo lo que se hará saber al público por medio de bando para los que aspiren a ellas presenten sus solicitudes en la Secretaría de este Ayuntamiento hasta el domingo próximo dos del entrante mes en cuyo día serán provistas las citadas vacantes, advirtiendo que sepan leer y escribir y sean licenciados del Ejército. Dando por terminada este acta que firman Sus Mercedes.

Menos de una semana se tardó en ocupar de nuevo las tres plazas de sereno. En el acta con fecha 2 de noviembre de 1879 se explica perfectamente que finalmente fueron 12 las solicitudes que se presentaron al Ayuntamiento de Tembleque para estas tres vacantes del puesto de sereno, que finalmente fueron ocupadas por los temblequeños Félix García Pozo y Bustos, Martín Palacios y Díaz y Nicolás Mora y Camuñas. Las condiciones previas eran que fueran mayores de edad y licenciados en el ejército. Se explican los méritos de estos tres paisanos, haciendo hincapié en que eran personas de la mayor honradez. Los dos primeros eran licenciados en el ejército, y el tercero, ya había sido sereno previamente en Tembleque durante 16 años, sin ninguna queja por parte del vecindario. Aunque esto último daría un giro radical años más tarde.

De momento, continuamos en la línea del tiempo cronológico leyendo la segunda acta de 1879, que dice tal que así:

SESIÓN EXTRAORDINARIA 2-11-1879

Nombramiento de nuevos serenos:

…Por el Sr. Presidente se manifestó que el objeto de esta sesión, de que ya tenían conocimiento era para hacer el nombramiento de los tres serenos cuyas plazas quedaron vacantes  por virtud de acuerdo de esta Corporación recaído en sesión extraordinaria celebrada en 26 de octubre último. En su virtud y estando sobre la mesa las doce solicitudes presentadas en esta Secretaría, el Sr Presidente ordenó sean leídas estas por el Secretario como se verificó, y enterados de ellas Sus Mercedes y teniendo en cuenta los méritos y servicios prestados por cada uno de los pretendientes, después de conferenciar suficientemente sobre asunto de tanta importancia para la localidad, por unanimidad acordaron:

Nombrar y nombraron para desempeñar las indicadas tres plazas vacantes de Serenos de esta Villa a Félix García Pozo y Bustos, Martín Palacios y Díaz y Nicolás Mora y Camuñas, vecinos de esta población y mayores de edad, según expresan sus instancias con referencias a las respectivas cédulas personales que les fueron expedidas por esta Alcaldía; personas de la mayor honradez y licenciadas del Ejército las dos primeras, y el último Sereno que ha sido por espacio de 16 años, cuyo tiempo sirvió al municipio sin la más pequeña queja por parte del vecindario; con el haber que tenían asignados sus antecesores o sea cinco con cincuenta J. diarios (jornales diarios) cada uno, desempeñando las funciones de cabo el Félix García Pozo, por ser el que tiene condiciones más a propósito para ejercer este cargo; y obligaciones que se les impongan, siempre que no dejen de ser compatibles con el servicio de la vigilancia nocturna, que es el objeto principal para el que son nombrados; extendiéndoles los oportunos oficios credenciales para que puedan acreditar son tales Serenos y sean reconocidos y considerados por las personas a quienes los presenten. Dando por terminada este acta que firman los expresados señores…

Pero esta historia no termina aquí. Tal y como dije anteriormente, este caso daría otro giro de guion 7 años más tarde. Y es que en esta última acta de 1886, se explica que precisamente el sereno Nicolás Mora, que fue el que previamente había estado ejerciendo durante 16 años sin ninguna queja por parte de los vecinos,  ahora había cometido "reiteradas faltas en el cumplimiento de su deber", y de nuevo fue cesado de manera fulminante, nombrando de manera inmediata a un sustituto interino, Don Julián de la Torre y Santiago, también licenciado en el ejército "y persona de buena conducta", al no haberse presentado ningún otro candidato.

SESIÓN EXTRAORDINARIA. 13-10-1886.

Siendo alcalde de Tembleque Don Manuel Ramírez.

… El Sr. Alcalde manifestó que habiendo cometido reiterada faltas en el cumplimiento de su deber el Sereno Nicolás Mora había determinado suspenderle y nombrar interino para sustituirle a Julián de la Torre y Santiago, licenciado del ejército de la Fila de Cuba y persona de buena conducta. Enterados Sus Mercedes acordaron: que reuniendo, como Sereno, el interesado las condiciones legales prevenidas para el desempeño de dicho cargo, no habiéndose presentado ningún otro pretendiente y considerándole muy capaz para obtener este destino, queda nombrado en propiedad tal Sereno el referido Julián de la Torre y Santiago, de esta vecindad a quien se le habrá saber y proveerá de la oportuna credencial  de su nombramientoDando por terminada esta acta…

Sin ninguna duda debe haber otras muchas anécdotas o historias de los serenos de Tembleque, algunas olvidadas definitivamente y otras rescatadas de los polvorientos libros que se conservan en el archivo antiguo del Ayuntamiento, como ha sido este caso concreto, y que me ha servido para introducir y dar un poco a conocer el tema de los serenos en Tembleque.

Preguntando recientemente a nuestro paisano Vicente (hasta hace poco el presidente de la Asociación de Pensionistas), que en los años 50 ya era un adolescente, me comenta que recuerda a algunos los últimos serenos, como Eulogio, Félix y Jesús, acercándose a la calle Rojo, junto a la actual tahona, pues enfrente vivía el alcalde de aquella época, Miguel Rabadán. Los serenos se acercaban siempre allí a primera hora de su ronda, la medianoche, a las 12, para cantar aquello de: "¡Las 12 y sereno!", para posteriormente continuar la ronda por el resto de las calles del pueblo, siempre juntos los tres serenos, al menos hasta los años 50, y ya en los últimos coletazos, los años 60, constaban únicamente dos serenos, el cabo Eulogio y Jesús Toribio "Cacho", que compaginaba ambas labores, la de sereno con la de pregonero, entre otros muchos trabajos, como sepulturero.
Félix Serrano. Sereno en Tembleque. Años 50
Gracias a la publicación de este reportaje, nuestra paisana Charo Alcalde nos ha facilitado una fotografía de don Félix Serrano, uno de los últimos serenos de Tembleque.
Charo es la nieta de Félix, y conserva esta foto de su abuelo, ataviado con su uniforme de sereno, incluida su gorra y chuzo, posando junto a una fachada de Tembleque, aproximadamente en los años 50. ¡Muchas gracias!
En Tembleque, debió existir la figura de los serenos hasta al menos bien entrada la década de los 60, ya que gracias a nuestro paisano Adolfo Revuelta, que también está revisando las actas históricas de mediados del siglo XX, me facilitó una con fecha de febrero de 1963, cuyo protagonista es el sereno Eulogio:
...Se dio cuenta de una instancia del Cabo Vigilante Nocturno de este Ayuntamiento, Don Eulogio Fernández Pérez, en la que solicita se le conceda la excedencia voluntaria, en dicho cargo, por plazo de un año, de acuerdo con lo establecido en el Reglamento de Funcionarios... Acordaron por unanimidad acceder a lo solicitado, toda vez que lleva ejerciendo el propiedad el referido cargo mucho más tiempo del que se fija en el referido Reglamento. 
En el mismo acta se abordó el tema de la sustitución temporal de Don Eulogio, ya que por esas fechas sólo había una persona que prestara dichos servicios.
Y en posteriores actas de esa década de los 60, ya se comprueba que nuestro paisano, Jesús Toribio "Cacho", compaginaba las tareas de pregonero y sereno, en ocasiones llamado dicho cargo vigilante nocturno. Ya en los últimos años, únicamente se contó con dos serenos, el cabo Eulogio y Jesús Toribio, al no creer conveniente la Corporación Municipal contar con más efectivos. 
Os copio un extracto del acta con fecha de 26 de enero de 1964, facilitado por Adolfo Revuelta, donde se comprueba que desde la Corporación Municipal ya tendían a disminuir las plazas de vigilantes nocturnos:
...Anular una de las dos plazas que figuran de Vigilante Nocturno, los que están sin cubrir, por considerar debidamente atendido el servicio con el Cabo Vigilante Nocturno y un Vigilante Nocturno.
El 11 de septiembre de 1965, el propio Jesús Toribio recibió un premio por parte de la Corporación Municipal, como recompensa por sus servicios prestados como Vigilante Nocturno, tal y como se puede leer en el siguiente acta:
A petición de varios Concejales fue incluido en el orden del día una propuesta para otorgar al funcionario municipal D. Jesús Toribio García una gratificación en concepto de premio metálico como recompensa a su buen comportamiento y laboriosidad mostradas constantemente en los trabajos y ocupaciones que le son propios. La Corporación entera notifica tal moción y en consecuencia aprueba por unanimidad conceder a dicho funcionario un premio de Mil pesetas (1000) en prueba de reconocimiento a su destacada ejemplaridad acordándose se haga constar en el expediente personal del interesado.

Y poco más tarde, el 28 de julio de 1866, se explica en otra acta que prácticamente desaparece la Plaza de Vigilante Nocturno.
Resumiendo dicho acta (foto adjunta por cortesía de Adolfo Revuelta, al igual que la anterior), trata sobre la amortización de la plaza de Vigilante Nocturno, vacante desde que Eulogio pidió la excedencia en 1963, ya que la Corporación, tras leer el informe favorable del secretario, considera innecesaria la provisión de esta plaza por no ajustarse a las exigencias reales de los servicios de vigilancia nocturna...
Parece que de esta manera la figura del sereno fue definitivamente desapareciendo, quizás considerando a Jesús Toribio "Cacho" como la última persona en ejercer dicho cargo, para ser la Policía Local y la Guardia Civil los encargados de la vigilancia en general, como en la actualidad.
El local donde estaban los serenos de Tembleque se encontraba anexo a un edificio municipal de Tembleque situado en la Plaza de la Orden, ya desaparecido, en la explanada donde actualmente se encuentra el kiosko de chucherías. Recupero una fotografía de 1964 donde se ve dicho local, a la izquierda.
Antes de continuar, me gustaría compartir un vídeo desde la vecina localidad de Turleque, con una simpática representación de lo que eran los serenos en nuestros pueblos a principios del siglo XX, perfectamente ataviados con su capa, el chuzo, el farol y su gorra. Fue una pequeña interpretación por parte de la Asociación Etnográfica de "Los Amigos del Carro", dentro de sus actos conmemorativos por el 775 Aniversario de la Carta Puebla, como ya dejamos reflejado en este reportaje del blog.
Me encantó esa breve actuación, donde además interpretaron un precioso poema, y por eso decidí rescatar ese clip de vídeo para ilustrar mucho mejor este artículo sobre los serenos:
"De la luna soy amante, de los hombres confesor, de la noche caminante, y de los sueños, protector".

De la luna su fiel y buen amante,
de los hombres amigo y confesor;
de la noche el eterno caminante, 
de los sueños el ángel protector.

Pesadilla del vago maleante,
el azote de todo malhechor;
del borracho la mano acompañante,
del incauto su guía y protector.

Un manojo de llaves en el cinto,
al cuello siempre alerta su silbato
y en las manos el chuzo y el farol.

Ejemplo del valor ahora extinto.
Recuerdo de un pasado más sensato.
Icono del carácter español.
Por quien quiera echar un vistazo a las actas originales del siglo XIX que he transcrito en este reportaje, con su caligrafía original, os dejo unas copias en la siguiente imagen, y así se puede comparar o incluso corregir la transcripción que un servidor ha hecho, pues puede tener algún error.

Antes de finalizar, compartimos unas fotografías de uno de los utensilios originales utilizados por los serenos o faroleros de Madrid, concretamente en el distrito de La Latina, en 1910, así como un cartel de Felices Pascuas.. 
Son objetos originales que ha logrado rescatar nuestro paisano Antonio Lobo, y que muy amablemente me ha facilitado para poder ilustrar mejor este reportaje.

Como complemento perfecto para finalizar este reportaje, contamos una vez más con el trabajo de nuestro buen amigo y mejor historiador José García Cano, que en 2021 escribió un interesante artículo titulado: "El cuerpo de la Policía Local de Consuegra. Apuntes para la historia", donde nos detalla de manera genérica la historia de los cuerpos de seguridad en Consuegra, pero que igualmente es trasladable al resto de los pueblos de la comarca, como en este caso Tembleque. Nos habla de los primeros alguaciles, guardias urbanos, serenos, etc... hasta llegar a la actual Policía Local.
Podéis encontrar el pdf original desde la página de www.konsuegra.es, donde también hay otros muchos trabajos históricos realmente excepcionales.
Para poderlo incluir en este artículo del blog, lo he dejado igualmente alojado en este enlace de Google Drive.
Espero que este artículo haya sido del agrado de los lectores. Para mí es un verdadero placer poder rescatar estas pequeñas historias olvidadas de nuestro pueblo. Agradecimientos a nuestro paisano Vicente Fernández, por su testimonio, así como a José García Cano, tanto por la cesión de su trabajo sobre la historia de la Policía Local como por la ayuda prestada a la hora de la transcripción de algunas palabras manuscritas de las actas del siglo XIX, en ocasiones casi ininteligibles. Y también un agradecimiento muy especial a nuestro paisano Adolfo Revuelta, que al igual que un servidor, está repasando las actas antiguas del Ayuntamiento de Tembleque, en este caso de mediados del siglo XX y me facilita numerosos datos a petición de un servidor, para documentar mejor este reportaje.

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