miércoles, 18 de octubre de 2023

Personajes ilustres destacados en Tembleque por la Real Academia de Historia Hispánica.

Un nuevo portal web para los amantes de la historia de España, donde podremos navegar en su mapa interactivo por ciudades y pueblos de todo el mundo hispánico, para conocer los personajes o hechos más destacados de cada población de una manera rápida e interactiva. Nos referimos al portal de la Real Academia de la Historia Hispánica.
Como digo, en dicha web, un ambicioso proyecto que se creó en marzo de este año, tal y como se refleja en las noticias publicadas al respecto, como este enlace de RTVE, podremos buscar los principales acontecimientos, nacimientos, muertes o hechos de cada localidad, o al menos los seleccionados por la Real Academia de la Historia.
Los medios informativos la califican como el "Google maps de la historia de España".
Como no podía ser de otra forma, para este artículo hemos buscado Tembleque, y nos aparecen tres nacimientos destacados, los cuales vamos a compartir a continuación. Hubo más, obviamente, pero estos son los destacados desde la Real Academia de la Historia. No se descarta que se amplíen datos en su mapa interactivo.
De momento, en este portal web se destacan los nacimientos de Antonio Balobesso y de Palmía, Manuel López-Pintado y Almonacid (en la fotografía adjunta) y Lucas Romero Parrilla., aunque en este reportaje del blog, vamos a recordar otros nombres de personajes ilustres nacidos en Tembleque a lo largo de la historia.
Vamos a compartir a continuación la información publicada por la Real Academia de Historia Hispánica respecto a estos tres históricos personajes nacidos en Tembleque.

Antonio de la Cruz. Indiano. Tembleque (Toledo), c. 1594 – Madrid, 1670. Carmelita descalzo (OCD), escritor de temas místicos y de vida solitaria y eremítica.

 Se tienen muy pocas noticias de él. Profesó en Pastrana el 18 de diciembre de 1611. Se le llama el Indiano por haber sido provincial de la provincia de San Alberto de México. Estuvo de prior en Almodóvar del Campo y en calidad de tal asistió al Capítulo de 1636. Ermitaño y también prior del Desierto de Bolarque y prior de Pastrana. Siendo prior del Desierto de Bolarque le tocó a principios de diciembre de 1647 acompañar a los cuerpos de dos santos mártires, san Sabino y san Certesio que iban en dos urnas. Las reliquias, recibidas por los ermitaños y otros asistentes del clero y del pueblo con gran regocijo, fueron depositadas solemnemente en la iglesia del convento el 10 de mayo de 1648. De 1649 a 1652 fue prior del noviciado de Pastrana, nombrado en el Capítulo Provincial celebrado en San Ángel en 1654. Provincial de la provincia de San Alberto de México. Había sido enviado desde España como visitador de aquellas tierras. El provincial anterior había abierto una fundación en Guadalajara, que pudieron inaugurar en junio de 1651. 
Hubo mucha contradicción por parte de otras órdenes que se querellaron contra los descalzos ante la Audiencia de la ciudad, ante la de México y también ante el Consejo Real: “Como los fallos solían darse muy tarde, juzgaron más conveniente algunos religiosos tomarse la justicia por su mano, y un día les quitaron los nuestros las campanas de la espadaña de donde colgaban. Avisado el Provincial [Francisco de Jesús], y vista la maraña y el mala sesgo que tomaba aquella fundación, que tan atolondradamente había aceptado, enfermó de disgusto y al poco tiempo murió” (P. Silverio). Llegado como visitador Antonio de la Cruz, de acuerdo con los propios superiores mexicanos se suprimió la casa en 1653. Le tocó actuar de igual modo con la fundación de Aguas Calientes. Terminado su provincialato mexicano y vuelto a España, fue prior de Bolarque desde febrero de 1663. Murió en San Hermenegildo de Madrid en 1670, a los setenta y seis años de edad. 
Escritor fecundo, sus obras han quedado inéditas y se conservan en la Biblioteca Nacional de Madrid (BNE), adonde fueron a parar desde el archivo riquísimo de la Orden en Madrid mismo, después de la exclaustración de Mendizábal. 
La titulada Libro de la contemplación consta de cinco libros y está dedicada a la infanta sor Margarita de la Cruz, de las Descalzas Reales. “Trato —dice el autor— en esta obra de la más alta sabiduría que hay, que es la mística, la que llega a conocer a Dios a lo puro amoroso y regalado”. Escribe con la misma idea que movió a san Juan de la Cruz a escribir, es decir, ayudar a las almas e iluminarlas en este mundo interior de la contemplación. Por eso quiere que su obra sea algo así como introducción a las Obras del doctor místico y fiel guía en el estado de transformación de amor. Fue acaso escrita entre 1630-1640. 
Otra obra titulada Libro del camino de la gracia, dividida en tres libros, correspondientes a “las tres sendas de la gracia” o etapas: principiantes, aprovechados y perfectos, o vía purgativa, iluminativa y unitiva. La dedica a los carmelitas descalzos de la provincia de México. Quiere encaminar a las personas “por el camino del cielo, guiándola con la luz de la verdad a saberle andar, y obrar en él su salvación”. Con esta obra quiere agradecer a los mexicanos la buena acogida que le hicieron como visitador y provincial, así les descubre su gran amor a la provincia y a cada uno de los religiosos. 
Otra obra, Libro de la vida en la muerte..., en dos libros, la dedica a Leonor de Jesús María, carmelita descalza en Guadalajara. Centrando el tema del libro, dice: “La vida en la muerte muriendo a lo transitorio, y la muerte en la vida, aprendiendo a morir para vivir en lo eterno, he delineado”. 
Una cuarta obra, Vida solitaria y eremítica, dividida en tres libros, la dedica al duque de Pastrana y tiene por objeto tratar de la vida de soledad y de los yermos o desiertos carmelitanos. Aunque habla especialmente a los solitarios y de los solitarios, cualquier lector, dice, podrá encontrar doctrina para su profesión, por hablarse de la santidad de vida en que hay que trabajar. El perfecto prelado es otro de sus libros, en dos partes, que se animó a escribir por haber probado por experiencia “la dificultad que hay en las prelacías, por las obligaciones que en ellas hay, [...] para que se huyan y no se deseen”. Lo dedica “A los prelados de nuestra Sagrada Religión de carmelitas descalzos”. 
Algún otro escrito suyo, conocido hasta el siglo XVIII, no se ha podido encontrar.
Información extraída sobre Antonio Balobesso y Palmía en este enlace de la Real Academia de Historia Hispánica.

Marqués de Torre Blanca del Aljarafe (I). Tembleque (Toledo), 27.II.1677 – Sevilla, 21.X.1745. General, almirante real de la Armada del Mar Océano, mariscal de campo de los Reales Ejércitos, comerciante, hacendado, caballero de la Orden de Santiago, veinticuatro de Sevilla y familiar del Santo Oficio de la Inquisición de Sevilla. 

Hijo de Juan López Almonacid Pintado y de María Fernández de los Carneros, nació en el seno de una familia tradicional de Tembleque. Contrajo matrimonio alrededor de 1710 con la sevillana, de padre asturiano, Inés Solano León, en la iglesia de Santa Cruz de Sevilla. A dicho matrimonio ella no aportó ninguna dote, algo que sí hizo él, con 10.000 pesos de plata. Fruto de este matrimonio fueron los tres hijos que tuvieron, Manuel José (1710), María Antonia (1714) y Josefa (1716). 
La gran riqueza de López-Pintado, mezcla de marino, soldado y negociante, se originó a partir del título de maestre de plata que le concedió Sebastián de Talledo en Madrid en 1704, donde ya tenía tratos con mercaderes de Indias como consignatario de mercancías enviadas al centro de la Península. Ser maestre de plata le permitió ir en la capitana de la flota dirigida por Diego Fernández de Santillán en 1705. De hecho, desde esa fecha comerció asiduamente con las Indias como maestre, cargador y fiador de dueños de navíos, aparte de tener situados a familiares con cargos en diferentes lugares de América, como Andrés López Pintado, sargento mayor en la provincia de Buenos Aires. En 1710 viajó a Nueva España como jefe de la expedición de azogues. Fue diputado de las reales flotas hasta que consiguió el título de almirante de la Flota de Indias de 1715-1716, y en ese puesto adquirió una gran fortuna que le permitió invertir en tierras, comprando y mejorando diversas haciendas y molinos en distintos pueblos de la provincia de Sevilla, como Bollullos de la Mitación, Marchena, Gerena, Gelves, etc. Entre esas haciendas se encontraban dos especialmente ricas, la de Torreblanca y la de Cabrejas, que luego darían nombre a su título nobiliario. Asimismo, invirtió capitales en la compra de diversas casas en la ciudad de Sevilla, como ya había hecho en 1712 al añadir al Hospital de las Cinco Llagas unos inmuebles en Santa Cruz. Con dicha fortuna pudo acrecentar su influencia en Sevilla merced al préstamo de 16.000 pesos que hizo al Ayuntamiento de la ciudad antes de 1721. A su vez, logró adquirir el rentable arrendamiento de las alcabalas de Bollullos de la Mitación y su jurisdicción en 1722, con potestad para nombrar juez de Vara Alta. Su opulencia se manifestaría, una vez más, en la magnífica construcción del hoy conocido como palacio de Villapanés en Sevilla. 
Tales inversiones no le alejaron del origen de su fortuna, ya que prosiguió comerciando con América por medio de barcos que pasaron a ser de su propiedad, como el Nuestra Señora de Begoña. De esta forma, viajó de nuevo a Tierra Firme en 1728-1729, en 1730-1731 como comandante de galeones y en 1735-1737 como jefe de la Escuadra de Nueva España, asumiendo en esta última el título añadido de mariscal de campo de los Reales Ejércitos. 
El creciente poder de López-Pintado se fue manifestando en los cargos y mercedes que fue logrando a lo largo de su vida, como la merced en 1717 que le hizo Felipe V del hábito de la Orden de Santiago, para lo cual estuvo destinado a la flota de galeras y hubo de aprender la regla de la Orden en el convento de Vélez. También en 1717 compró, por mediación del marqués de Thous, la propiedad del oficio perpetuo y hereditario de regidor veinticuatro de Sevilla a Manuel de Arce. En 1722 logró la merced de poder fundar junto a su esposa un mayorazgo, con más de un tercio de la riqueza familiar, tal y como había convenido el matrimonio en 1715 antes del viaje de López-Pintado como almirante de la flota de Indias. Pero, además, este mayorazgo tenía la potestad de incrementar sus bienes siempre que quisieran, lo cual hicieron en 1729, 1732, 1735 y 1737. Nombraron como heredero, lógicamente, al hijo primogénito Manuel José López Almonacid Pintado. En 1722, ya pertenecía también a la familia de la Inquisición. Finalmente, en 1737, Felipe V le concedió el título de marqués de Torre Blanca del Aljarafe, con el vizcondado previo de Cabrejas.
Información sobre Manuel López-Pintado y Almonacid extraída en este enlace de la Real Academia de Historia Hispánica.

Tembleque (Toledo), c. 1628 – Panamá, 1693. Escribano de cámara, tesorero en propiedad de Real Hacienda de Panamá, capitán de compañía miliciana, mayordomo de la cofradía de la Inmaculada Concepción en el Convento de San Francisco de Panamá.

En las pruebas que presentó en 1796 su bisnieto Luis de Urriola Echeverz, oidor en Chile, para ingresar a la Orden de Carlos III, consta que Lucas Romero Parrilla nació en Tembleque, Toledo. Otros documentos dicen que nació en La Mancha. El 11 de enero de 1678, al presentarse para confesar en el juicio por duelo con el capitán Raymundo Atondo, declaró tener cincuenta años, lo que indica que nació hacia 1628. En octubre de 1653, se encuentra en Panamá ocupando el oficio de escribano de Cámara, de manera que llegaría en sus tempranos veintes. Al parecer viajó de España ya en posesión de este nombramiento. 
Teniendo unos cincuenta y cuatro años, Romero Parrilla casó con Clemencia Continenti y Serrú (¿Cerrú?, ¿Cerrud?), en la catedral panameña el 8 de diciembre de 1682. Clemencia había nacido en la Villa de Los Santos (Panamá) y era hija de Andrea Continenti y Juan Cerrú, ambos al parecer también de la Villa de Los Santos. Se ignora si Romero Parrilla tuvo un matrimonio previo. 
Lucas Romero Parilla empezó a prosperar rápidamente, pues ya en 1655 pudo participar en un préstamo a la Corona aportando 1625 pesos. En este préstamo firmaba como capitán de una compañía miliciana. El hecho de haber sido elegido capitán miliciano es señal de que gozaba de cierto predicamento social pues se trataba de un cargo honorífico que sólo se otorgaba a vecinos distinguidos y de cierto caudal, y es obvio que lo tenía para poder prestar esa cantidad. Hay evidencias documentales de que aún seguía actuando como escribano de Cámara en 1669. En 1672, meses después de la destrucción de Panamá la Vieja por el pirata Henry Morgan, cuando llega el nuevo presidente y capitán general Antonio Fernández de Córdoba con objeto de fundar la nueva Panamá, Lucas Romero Parrilla desempeñaba el cargo de tesorero titular de Real Hacienda, cargo que al parecer había adquirido por compra. En palabras de Fernández de Córdoba, se encontraba “siempre achacoso”. En 1676 sigue ejerciendo la tesorería de Real Hacienda. 
Ese mismo año Romero Parrilla se encontró envuelto en uno de los episodios más escandalosos de la nueva Panamá. En su condición de mayordomo de la cofradía de la Inmaculada Concepción en el Convento de San Francisco, para celebrar la inauguración del convento, que acababa de construirse en la nueva ciudad, Romero Parrilla asumió la organización de una serie de festejos por toda la ciudad que durarían varios días, según la costumbre de la época. Se representaron comedias, hubo maitines, misas pontificales, se develaron cuadros dedicados a La Concepción y durante varios días hubo corridas de toros. El domingo 19 de junio de 1676, último día de las celebraciones, en la plaza de toros, mientras Romero Parrilla supervisaba la distribución de refrescos entre los asistentes, el capitán Reymundo de Atondo que estaba acompañado de otros militares, “cogió una de las fuentes con panes de rosa y la arrojó a la plaza con fuente y todo y lo mismo hicieron los demás con las que quedaron”. Otro pateó “el garrafón en que iba la bebida y lo echó del tablado abajo” y a coro le gritaron a Romero, “cabronazo ladrón, y otras afrentas”. Como consecuencia, el afrentado retó a Atondo y al día siguiente se batieron a duelo en un platanar que había detrás de Punta Paitilla, donde el capitán murió de una estocada en el pecho. El duelo se celebró sin testigos. 
Romero fue sentenciado “en rebeldía”, el 5 de junio de 1677, a pagar una multa de 4000 pesos de a ocho y a “ocho años de destierro preciso, a diez leguas en contorno de Panamá”. La sentencia fue dictada por la Audiencia, integrada por el presidente Alonso Mercado de Villacorta, los oidores licenciados Sebastián de Velasco, Fernando Jiménez Paniagua y el doctor Nicolás Matías del Campo y de Larrynaga. 
A Romero Parrilla se le embargaron “las casas de su morada”, “trece pases al temple” (pintura a base de clara de huevo sobre madera), un cuadro de la Inmaculada Concepción, tres cuadros pequeños con marcos dorados, tres taburetes viejos, seis sillas, dos bufetes, una frasquera, una piedra de destilar con su armazón, una tinaja pequeña con su piedra, otras dos tinajitas, dos hamacas, una “cortina de un tapete afelpada por antepuerta”, un tapete, dos cajas con sábanas y ropa, un pabellón y dos colchones, una petaca vacía, dos baúles viejos, un petate “de los Valles [del Perú]” ropa de vestir y otros artículos de uso personal. 
Romero Parrilla, sin embargo, logró evitar que se le apresara y se refugió en el Convento-Hospital de San Juan de Dios buscando la protección de la Iglesia, de manera que estuvo fuera de circulación por una larga temporada. 
Pese a las abrumadoras evidencias en su contra, Romero Parrilla nunca quiso admitir su culpabilidad en la muerte de Atondo. Las pruebas parecían muy claras. Se había encontrado en la faldriquera de Atondo una esquela suya invitándole a batirse en duelo en un platanar situado en Paitilla, llegó a San Juan de Dios buscando asilo con el rostro ensangrentado, producido por “una estocada en el carrillo izquierdo”, aunque lo excusó alegando que se había herido con “una caña brava”, y Juan Aranda y Grimaldo, escribano real y notario, y otros testigos le vieron dirigirse con su mula el día del duelo en traje de faena rumbo a Paitilla, La nota que le dirigió Romero a Atondo decía a la letra: “Señor Capitán D. Raymundo de Atondo. Esta tarde a las cinco aguardo a su merced detrás de Paitilla, a lo último de la curva del platanar de Juan de Aranda Grimaldo hacia la ciénega, sólo con mi espada sin otra arma ofensiva ni defensiva donde a solas y en el campo veremos si obra su merced como habla y obra en la ciudad y [en] conversaciones. Guarde Dios a vuestra merced años de casa [sic] y julio 29 de 1676”. La nota lleva la firma de Lucas Romero Parrilla. 
Ya que se encontraba protegido bajo asilo eclesiástico, la Audiencia condenó a Romero Parrilla en rebeldía el 21 de enero de 1679. Pero, finalmente, en febrero de 1682, le conmutó la sentencia original por el pago de 6000 pesos y así Romero pudo reintegrarse a sus actividades normales, continuando en el ejercicio de la Tesorería y la Escribanía de Cámara. Así le encontramos en numerosos documentos, ya avanzada la década de 1680 y a lo largo de la de 1690, firmando como tesorero junto con los demás oficiales reales de Hacienda. De hecho, como declaraba más tarde uno de sus descendientes, continuó ocupando la tesorería de Hacienda hasta su muerte en 1693. Le sucedía en este cargo Tomás Francisco de Ayala, quien adquirió la Tesorería por compra. Hija de su matrimonio con Clemencia fue María Josefa Romero, bautizada en la catedral de Panamá el 19 de marzo de 1689. 
María Josefa casó en la misma catedral el año 1720 con Antonio de Echeverz y González, cinco años menor que ella, nacido en Panamá y bautizado en 1694, hijo de Antonio de Echeverz y Subiza. De esa manera los Romero Parrilla se vinculaban a la familia más poderosa de Panamá entre fines del XVII y la primera mitad del siglo XVIII. 
Luis de Urriola y Echeverz, bisnieto de Lucas Romero Parrilla, había nacido en Panamá en 1748 del matrimonio entre Antonia de Echeverz y Juan de Urriola González, casados en 1744. Juan de Urriola González había nacido en 1705 y era hijo de Gabriel de Urriola Echavarría y Juana González Salado, casados en Panamá en 1700. A su vez, esta Juana González Salado era hija del castellano del castillo de Santiago en Portobelo y sargento mayor del reino Francisco González Salado y Juana de Andújar Terrín, nativa de Portobelo y descendiente de alguno de los varios Terrín documentados en esa ciudad desde la década de 1570. Era hija del castellano del Santiago en Portobelo Juan de Andújar, y de Juana Terrín Imperial. Antonia de Echeverz es hija del matrimonio entre Antonio de Echeverz González y María Josefa Romero, la hija de Lucas Romero Parrilla. 
Se trataba de alianzas matrimoniales típicamente endogámicas, ya que Antonio de Echeverz y Subiza se había casado con María González Salado, hija del castellano Francisco González Salado, de manera que Juan de Urriola González y su hija Antonia de Echeverz González eran primos hermanos. 
Por la rama de los Andújar y Terrín, Luis de Urriola Echeverz remontaba su filiación panameña a pleno siglo XVI, y por el linaje de Clemencia Continenti y Serrú, se retrotraía el parentesco hasta los tiempos de la conquista. Los lazos endogámicos evidencian además una estrategia matrimonial típicamente elitista. Pocos casos más significativos de la estrategia matrimonial entre las élites. Pero este no fue el único linaje cuya ascendencia local puede remontarse hasta el siglo XVI, ya que a su vez su descendencia llega hasta fines del período colonial y aún más allá. 
Otro nieto de Lucas Romero Parrilla fue el militar Bernardo Antonio de Echeverz y González. En carta del gobernador Manuel de Montiano de 15 de febrero de 1755, informando de “los sujetos beneméritos de estas partes”, decía que “su padre, Antonio Pedro de Echeverz y Subiza, caballero de Calatrava, se perdió en recio temporal en el canal de Bahamas”. Agrega que su madre es “hija de Lucas Romero Parrilla, que hasta su muerte fue oficial Real Tesorero de estas cajas y de D.ª Andrea [sic, por Clemencia] de Continenti y Serrú, hija de los conquistadores que fueron de la ciudad de Nata”. Manuel Montiano pedía a la Corona que se le diese alguna recompensa por los méritos de sus antepasados. Como parece evidente, todavía pesaba el recuerdo del viejo tesorero.
Información sobre Lucas Romero Parrilla extraída de este enlace de la Real Academia de Historia Hispánica.

En Tembleque, además de estos tres personajes históricos destacados en la Real Academia de Historia Hispánica, también hubo otros, según algunos historiadores, tal y como está reflejado en el apartado de Historia de Tembleque de este mismo blog, cuya información rescato para este artículo. Vais a comprobar que el Almirante Manuel López-Pintado y Almonacid es el único que coincide también con los relatados por la Real Academia de Historia Hispánica:

Otros Personajes Ilustres de Tembleque:

Fray Martín de Rojas y Portalrrubio, del hábito de San Juan, obispo de Malta y teólogo asistente al Concilio de Trento.
Don José Antonio López Gil, carmelita descalzo, provincial de su orden y obispo de Jaca.
Don Antonio del Campo y Borja, obispo de Milán.
Fray Francisco Sánchez Grande, confesor de Felipe IV.
 Ahora nos vamos a referir a ciertos temblequeños que ilustran sus estirpes en el Nuevo Mundo.
 Hay un conquistador, llamado Tejada, que está en las Indias en el 1512. Un Diego de Montealegre, que marcha a Méjico con el Gobernador Blasco Núñez de Vela, en el 1537, cuando este vino a la Nueva España a desempeñar el cargo de Tesorero del rey, está en Méjico en el año 1547. Es hijo de Diego Sánchez de Mora y de Olalla Sánchez Calva. Pasó en la Nueva España diez años.
 El hijo de Tembleque más conocido y famoso es el Almirante Manuel López de Almonacid Pintado (1677-1745), primer marqués de Torreblanca, vizconde de Cabrera por concesión de Felipe V, caballero del hábito de Santiago y familiar de la Inquisición. Otro personaje de relieve fue Don Andrés López Pintado, Maestre de Campo Provisor General y Diputado por la Provincia de Santa Fé de Buenos Aires.
 Don Antonio Fernández Alejo, caballero del hábito de Santiago, que construyó su palacio en este término y es el conocido por "Casa de las Torres” con el que quiso materializar parte de su gran fortuna hecha en América. A su vuelta, hizo levantar esta insigne obra con maderas importadas y toda clase de materiales nobles, dejando impronta de su familia en el escudo de armas flanqueado por sendas carabelas, y que sirve de coronamiento a la puerta central.
 Fray Francisco de Tembleque, el cual entre 1541 y 1547 construyó el acueducto de Zempoala a Otumba en Méjico. El Colegio Mayor Hispanoamericano Nuestra Señora de Guadalupe le hizo en los años 80 un homenaje colocando una placa conmemorativa en la fachada del Ayuntamiento. Tiene en Tembleque una calle con su nombre.

Añado otros dos personajes ilustres y sus biografías, aportadas por un lector del blog:

Tembleque (Toledo) 1897 -- Alcázar de San Juan (Ciudad Real) 01/1982.
 Agricultor. Miembro de la UGT de Tembleque (Toledo) desde 1911. 

Posteriormente ingresó en la AS, a la que representó en el Congreso Extraordinario del PSOE en 1931. Era uno de los principales dirigentes de la Federación de Trabajadores de la Tierra en la provincia de Toledo, siendo presidente del Secretariado de la misma. Fue elegido concejal del Ayuntamiento de Tembleque en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, siendo alcalde de dicha localidad. Fue presidente de la Junta Calificadora de la Reforma Agraria en la provincia de Toledo y candidato del PSOE por la misma en las elecciones generales de 1933. Durante la guerra civil presidió la Diputación Provincial de Toledo. Al finalizar la misma quedó escondido en España hasta que en 1946 pasó la frontera francesa estableciéndose en Toulouse, donde trabajó como jardinero y perteneció a las Secciones de la UGT y del PSOE. Fue vocal de la Comisión Ejecutiva de la UGT en el exilio desde 1956 a 1968. Representó a la Sección de la UGT de Toulouse en el III Congreso de la UGT en 1949; a las Secciones de Toulouse, Montrejeaux y Muret (Haute Garonne), Albi (Tarn), Lieja (Bélgica), Kasserine (Túnez) y Argentina en el IV Congreso de la UGT en 1951; a las  Secciones de Toulouse y Orleansville (Argelia) y a los Grupos Departamentales de la UGT de Aisne y Correze en el V Congreso de la UGT en 1953; a las Secciones de Toulouse, Gavet, Grenoble, Rioperaux y Vizielle (Isère) en el VI Congreso de la UGT en 1956 y a la Sección de Limoges (Haute Vienne) en el XI Congreso de la UGT en el exilio celebrado en 1971. Miembro de la Asamblea de Delegados Departamentales del PSOE en el exilio por Haute Marne en 1948-1949 y por Haute Garonne en 1950, aunque no participó en la única reunión que dicho organismo celebró durante esos años en julio de 1949. Vocal efectivo del Comité Director del PSOE en el exilio por Haute Garonne desde 1955 a 1961 y 1964 a 1970. Asistió a los siguientes Congresos del PSOE en el exilio: III Congreso en 1948 como representante de la Sección de Chaumont (Haute Marne); IV Congreso en 1950 por las Secciones de Beziers (Herault) y Chauny (Aisne); Congreso Extraordinario en 1951 por las Secciones de Toulouse y Montrejeaux, Lieja, Kasserine y Buenos Aires (Argentina); V Congreso en 1952 por las Secciones de Montevideo (Uruguay) y Buenos Aires (Argentina), a ésta como delegado suplente; VI Congreso en 1955 por la Sección de Toulouse y el Grupo Departamental de Aisne; VII Congreso en 1958 como delegado suplente de Uxda (Marruecos) y en representación de la Comisión Ejecutiva de la UGT; VIII Congreso en 1961 como representante de la CE de la UGT y IX Congreso en 1964 como delegado de la Sección de Toulouse. Después de la escisión de 1972 formó parte del PSOE (Histórico) asistiendo a su XII Congreso en el exilio celebrado ese mismo año como delegado de las Secciones de Agde (Herault), Annecy (Haute Savoie) y Toulouse y a su XIII Congreso celebrado en 1974 como delegado de las Secciones de Annecy, Strasbourg (Bas Rhin) y Toulouse. Fue miembro de la Comisión Nacional de Conflictos del PSOE (H) desde 1972 a 1974. Tras el restablecimiento de las libertades democráticas regresó a España, residiendo en Alcázar de San Juan, donde falleció en enero de 1982.

Y también en el ámbito deportivo:
Tembleque (Toledo), 1 de marzo de 1959, es un exfutbolista español, cuya trayectoria 
se desarrolló principalmente en el Atlético de Madrid. Ha trabajado como entrenador de porteros en el Atlético de Madrid, posteriormente pasó por el Besiktas, RayoVallecano y Málaga.

Ángel Mejías inició su carrera deportiva en el CD Toledo, donde permaneció dos temporadas hasta que en 1979 fichó por el Atlético de Madrid, incorporándose al filial rojiblanco, en aquel momento denominado Atlético Madrileño. Un año más tarde, en 1980, comienza a ser convocado con el primer equipo, de cuya primera plantilla forma parte ya oficialmente en 1981. Permaneció un total de trece Campañas en el conjunto madrileño, en las que disputó un total de 128 encuentros en Primera División. 
Su palmarés en el conjunto rojiblanco es el siguiente:
• Tres (3) copas del Rey: 1984/85, 1990/91 y 1991/92.
• Una (1) supercopa de España: 1985.
Tras finalizar su etapa con el Atlético, fichó por el Talavera CF y tras una temporada en el conjunto manchego, jugó cuatro más en el Rayo Majadahonda hasta colgar definitivamente las botas en 1998.
En junio de 2013 se incorporó al equipo técnico del Málaga CF como entrenador de
porteros.

De momento esto ha sido todo. Dejo abierta la posibilidad de añadir nuevos personajes ilustres de Tembleque, que por cualquier motivo no se hayan añadido en la primera edición de este artículo del blog.

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