En prácticamente todos los pueblos manchegos existen lugares cuyo nombre, no es que no queramos acordarnos, sino que simplemente han sido sustituidos o tomados por la voz del pueblo, vox populi. En muchas ocasiones han adquirido el nombre de la persona que ha vivido en ese lugar, y que no se sabe muy bien por qué, dicho nombre pasa de generación en generación, siendo aceptado por todos los vecinos. No tienen por qué ser lugares con un significado especial. Véase en nuestro caso, Tembleque, por poner un par de ejemplos: el “Stop de Pedro” o la “era de Juanita”, donde actualmente se instala el ferial.
Pero para este reportaje, el lugar del que os voy a hablar sí que tiene mucha más historia e importancia que los mencionados anteriormente. Me refiero al arco de entrada a la Plaza Mayor, en su vertiente Norte, popularmente conocido como “El arco de Narcisa”. Precisamente a su homólogo lo llamamos popularmente: “El arco del Vizcaíno”; sobran las explicaciones…
Tan simple como que durante buena parte del pasado siglo XX,
en dicho edificio vivió la Sra Narcisa, regentando la típica tienda de pueblo donde se vendía absolutamente de todo. Ajuares para las novias, pantalones y telas de pana para los agricultores, costales para envasar trigo y cebada, hoces, sombreros, dediles para protegerse los dedos en las tareas de la siega, que como veis ocupaba gran parte de la actividad en la tienda durante aquellos largos veranos, artículos de papelería, y un largo etcétera… Esto es algo que ha marcado a toda una generación, y difícilmente los vecinos podremos llamar a este arco con otro nombre que no sea el de su legendaria dueña, la Sra Narcisa.
Esta zona de nuestra monumental Plaza Mayor fue adquirida por el ayuntamiento de Tembleque en 2008. Antaño, la parte superior de esta vivienda, los arcos propiamente dichos, eran la extensión de los corredores de toda la Plaza Mayor, con sus columnas y barandillas de madera, aunque no se sabe muy bien en qué momento de la historia se tapió de obra, dejando seis ventanas hacia el lado Norte y seis balcones hacia la Plaza Mayor, ocultando la belleza original de sus columnas y barandillas, que en la actualidad hemos recuperado gracias a una compleja restauración. Las fotos más antiguas que se conservan, de antes de la Guerra Civil, ya nos muestran esta zona tapiada, sin su balconada original.
Me comentaba Jose María, el hijo de la Sra Narcisa que desde que vivían ahí, esas habitaciones (24 metros cuadrados en cada planta) sólo se utilizaban como almacén de la propia tienda.
Una anécdota que me contó referente a su madre. Resulta que José María tuvo una enfermedad a los 2 años de edad, por una parálisis, lo que provocó su falta total de apetito, por las altas fiebres. A su madre, la Sra Narcisa, se le ocurrió llevarlo a comer a la puerta del ayuntamiento, y así, con el ajetreo de las personas que entraban a realizar sus gestiones a la Casa Consistorial, el niño se distraía, abriendo la boca para que su madre le pudiera dar la sopa. Si no era de esa manera, no había forma de que comiera. Pues bien, parece ser que esa costumbre la empezaron a copiar las madres y vecinas de por entonces, y así, cuando un niño del pueblo no comía, simplemente lo sacaban a la calle, “como Narcisa”, y así, distraídos, ya era más sencillo conseguir alimentarlos. Esta anécdota ha quedado casi como un refrán o dicho popular, especialmente de las personas mayores, cuando algún niño del pueblo tiene falta de apetito.
De hecho, según me comentaba Jose María, se puede decir que está prácticamente en deuda con el ayuntamiento por esta simpática anécdota de su infancia.
La tienda, situada en la parte baja de la vivienda, se cerró aproximadamente en 1990. La Sra Narcisa falleció en el año 2000.
Así, tapiada, la hemos conocido todos los vecinos durante el siglo XX y los primeros años del s.XXI.
Tras una rehabilitación de la vivienda anexa, al fallecer la Sra Narcisa, esa parte fue adquirida por el ayuntamiento, como he comentado anteriormente. Ha estado totalmente inaccesible hasta el comienzo de la restauración, a partir de 2011, que es lo que os voy a mostrar con todo lujo de detalles en este reportaje del blog.
Como curiosidad, recupero la Memoria de una restauración de la Plaza Mayor de 1983, donde se explica perfectamente la situación del arco de Narcisa, y que por motivos económicos se dejó aparcado dicho proyecto. Ya por aquel entonces la Sra Narcisa ofrecía la venta del arco al ayuntamiento. Os dejo el pdf completo, aunque os extraigo la página relacionada con el arco de Narcisa, pinchando en la imagen de la derecha:
La
tercera Escuela-Taller de Tembleque
(Noviembre 2010-Noviembre 2011) fue la encargada de iniciar esta restauración, a partir de
febrero de 2011, si bien es cierto que por distintos problemas económicos y de plazos de tiempo, la Escuela-Taller no pudo finalizar la restauración, y tuvo que ser el ayuntamiento quien acabara las obras. Está todo perfectamente explicado en el reportaje enlazado sobre la
tercera Escuela-Taller .
Sería en abril de 2013 cuando al fin pudimos disfrutar todos los vecinos del aspecto original de la entrada a la Plaza Mayor en su acceso Norte.
Tras varios años sin acceso a las plantas superiores del arco de Narcisa, lo primero que se hizo fue abrir un boquete en sus gruesos muros, todo ello bajo la supervisión del arquitecto designado por la Diputación. En realidad
toda la restauración, de principio a fin estuvo vigilada con lupa, con un constante seguimiento arqueológico y supervisión por parte de Patrimonio, debido a su catalogación de BIC (Bien de Interés Cultural).
Las primeras fotografías que os mostraré en este amplio vídeo-reportaje pertenecen precisamente al interior de estas habitaciones, antes de iniciarse las obras. Se puede apreciar aún el suelo entarimado, o los colores interiores de sus muros, con sus columnas originales enfoscadas en el muro.
Entre marzo y abril de 2011, los alumnos de la Escuela-Taller se afanaron en desmontar la cubierta, accediendo al interior de su bóveda, aparte de picar con sumo cuidado todas las paredes, para descubrir las columnas de madera originales, así como su barandilla en la planta superior. Todo esto estaba tapiado, imposible atisbarlo desde el exterior.
En mayo de 2011 se colocaron los andamios alrededor de toda la estructura. Siguieron saneando todo el interior. Tras la inactividad en el período estival, las obras se reanudaron en octubre, aunque como os he explicado anteriormente, en noviembre finalizaría la Escuela-Taller, con las obras aún sin terminar.
Así pues, la restauración continuó paralizada hasta abril de 2012, donde los que fueron maestros albañiles y ebanistas en la Escuela Taller, Francisco Cebrián, y Fernando Novillo respectivamente, junto a sus compañeros, Francisco Escribano y Victorio Zamorano, retomaron las obras. A todos ellos les tengo que agradecer que me permitieran ser prácticamente su sombra durante el resto de las obras, ya que me había propuesto hacer un seguimiento intenso, con el único ánimo de dejar plasmada gráficamente, y de la forma más amena y cercana posible todo lo relacionado con esta histórica restauración, por la importancia que creo que se merece. Algo similar a lo que vengo haciendo con la Iglesia de Tembleque.
Además, por qué no decirlo, durante la primera etapa de las obras, con la Escuela-Taller, desde los organismos oficiales, Diputación al frente, me limitaron bastante el acceso a las obras. No les hacía ninguna gracia que un particular hiciera fotografías con el ánimo de subir a internet las tareas que iban realizando los alumnos, de los que por cierto sólo tengo palabras de agradecimiento, pues las “pocas” imágenes que tengo de esa etapa fue sin duda gracias a su ayuda y colaboración. Un grupo formidable, simpático y trabajador, que lamentablemente no pudo finalizar su trabajo por causas totalmente ajenas.
Esta situación cambiaría radicalmente cuando fue el ayuntamiento de Tembleque el encargado de finalizar la restauración, a pesar de que se seguía supervisando con lupa desde Patrimonio; algo que sin duda aproveché, abusando quizás de la confianza de los albañiles y carpinteros, vecinos y amigos del pueblo. Espero que los quebraderos de cabeza al final hayan merecido la pena.
A partir de ese momento, dentro de mis posibilidades, y siempre con el teléfono móvil como fiel testigo, ya que en mi caso era al salir o llegar del campo cuando les podía visitar, para grabar y fotografiar su día a día, pude conseguir algunas escenas con primerísimos planos, para no perder un solo detalle.
A destacar en el vídeo, entre otras muchas cosas, la
curiosa y sin duda original forma de configurar las bovedillas del tejado por parte de los albañiles. Es un proceso puramente artesanal que os aconsejo observéis con atención. Para que el techo se quede con esa forma tan peculiar que nos ofrecen las bovedillas, los albañiles utilizan un molde, que no es otra cosa que medio canalón de tubería de pvc partida de forma transversal. Lo colocan con mucho cuidado, asegurándolo con tablas y clavos, para rellenarlo en su parte superior con una mezcla de yeso y un poco de gas-oil, que le dará suavidad al tacto una vez finalizado. Tras unos minutos de secado, se retira con más cuidado aún el molde, y queda la bovedilla perfectamente finalizada. Dicho así, quizás la explicación resulta un poco farragosa.
Lo mejor es que lo veáis con vuestros propios ojos, a partir del
minuto 8:20, donde vemos a Francisco rematando una de esas bovedillas, hasta pasado el
minuto 25. En ese cuarto de hora veréis todo el proceso que os he explicado anteriormente. Creo que resulta lo suficientemente ameno, y sin duda lo considero imprescindible para entenderlo mucho mejor.
A partir del
minuto 40 de vídeo, tras varias imágenes de la colocación de tejas y demás tareas, volvemos, ya metidos en el mes de noviembre (durante agosto, septiembre y octubre no hubo actividad en el arco), con el trabajo de los ebanistas, Fernando y Francisco, en principio en su propio taller, donde limpiaban y reparaban todas las vigas de madera de la barandilla de la balconada, y así poder trasladarlas al arco para su perfecta colocación, tras barnizarlas. Todas estas tareas las veréis con todo lujo de detalles, desde el minuto 40 hasta el 50.
Ya
en diciembre de 2012, con las obras finalizadas, sería el turno de la pintura, con los operarios del ayuntamiento
Manuel Novillo y
Julián García al frente. Este trabajo no lo desarrollaron de forma continua, por lo que se puede decir que en abril de 2013, ya con los certificados finales de obras por parte de la Diputación y Patrimonio, se pone punto y final a la restauración del arco de Narcisa.
Un precioso espacio que se ha logrado recuperar, y que pienso que ahora habría que buscarle algún uso, aunque sea de forma ocasional, para que no caiga en el olvido, como ha pasado con otros monumentos tras su restauración (el ejemplo más claro lo tenemos en la Casa de Postas).
Situado sobre la oficina de turismo, y cuyo acceso se hace a través del museo etnológico, bien puede servir para futuras exposiciones, o representaciones teatrales. El marco es incomparable, y las vistas panorámicas de toda la Plaza Mayor son realmente espectaculares. Además, es un placer observar cómo los turistas ahora se detienen a fotografiar estos arcos; antes pasaban prácticamente inadvertidos.
Antes de continuar, me gustaría compartir con todos un testimonio que Don Jose María me ha facilitado, en agradecimiento al alcalde y al ayuntamiento de Tembleque en general, por haber logrado la restauración del arco:
Gracias a las gestiones realizadas por la Corporación Municipal, y muy especialmente por su alcalde, D. Jesús Fdez Clemente, que es quien ha negociado con el actual propietario, D. Jose Mª del Pozo Villaseñor, hijo de Dña Narcisa y D. Jose María, que ha facilitado todo tipo de colaboración para llegar al embellecimiento de esta Plaza, aprovecha estas líneas para dar las gracias a Jesús Fdez Clemente por su trabajo desinteresado y lograr su propósito.
A continuación os muestro el vídeo-reportaje completo, de casi
una hora de duración, donde resumo estos más de dos años de trabajo en el arco, dando una vez más mi más sincera enhorabuena a todos los que lo han hecho posible, desde los alumnos de la Escuela-Taller, hasta sus maestros en albañilería y ebanistería, así como a los pintores que remataron la obra.
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José Mª del Pozo Villaseñor. |
Para completar este reportaje histórico, y gracias nuevamente a Don Jose María del Pozo Villaseñor, os vamos a mostrar imágenes interiores de su casa, anexa al arco, que muy amablemente me estuvo mostrando, y que hace pocos años fue completamente rehabilitada. Unas obras de rehabilitación tal y como ordenó Cultura de Toledo, por estar situada dentro de la propia Plaza Mayor, al igual que el arco de Narcisa, que antaño comunicaban ambas estancias.
Podemos observar las mismas bovedillas en sus tejados, y lo que a mí más me llamó la atención, fue que aún conserva las vigas originales de madera entre sus muros, pues esa parte oeste de la Plaza Mayor, antiguamente tenía la misma disposición de corredores con sus galerías, y fue previsiblemente a mediados del siglo XIX cuando se vendieron por parte del ayuntamiento para viviendas particulares, dejando las fachadas tal y como la hemos conocido todos los vecinos. (Os mostraré un último vídeo emitido en RTVCM, donde habla el arqueólogo designado por la Diputación de Toledo para las obras del arco de Narcisa).
Que sepamos, no se conserva ningún grabado de la época con la disposición original, al igual que sucediera con la parte del arco de Narcisa.
Una casa situada en el mejor marco posible, y que tras su rehabilitación ha quedado ciertamente espectacular, adornada con algunas lámparas o apliques traídos expresamente desde Túnez, combinando así varias culturas en este rincón típicamente manchego.
Podéis ver todas las fotografías de la casa rehabilitada anexa al arco de Narcisa
en el siguiente álbum online. Muchas gracias a Don José María, por el excepcional trato que me ha mostrado a la hora de dejarme visitar su casa rehabilitada junto al famoso arco que lleva el nombre de su madre, así como su simpatía y predisposición a enseñarnos a todos nuestros paisanos esa parte de la historia de su particular rinconcito en la Plaza Mayor.
Me despido con un vídeo-montaje que recoge todas las fotografías tomadas a lo largo de los más de dos años de duración de las obras en el arco de Narcisa, ordenadas cronológicamente, como complemento perfecto al vídeo anterior. Os dejo igualmente el enlace al álbum completo, con todas las fotografías de la Tercera Escuela Taller, incluyendo además las correspondientes al Arco de Narcisa.
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Vistas panorámicas desde el balcón de la casa anexa rehabilitada junto al arco de Narcisa (a la derecha de la imagen) |
Edito este artículo para añadir una
fotografía del Arco de Narcisa, en el año 1936, extraída de una publicación francesa, justo al comienzo de la Guerra Civil Española. Más información sobre esta publicación
en este artículo del blog, con el texto alusivo a nuestro pueblo, traducido del francés.