miércoles, 6 de abril de 2016

Temblequeños por el mundo (XXVII). Excursión a Granada de la Asociación Musical "Cristo del Valle".

Nueva excursión por parte de un buen grupo de temblequeños, en esta ocasión con varios integrantes y familiares de la Asociación Musical "Cristo del Valle", de Tembleque, el pasado fin de semana, a la provincia de Granada. Un fin de semana muy bien aprovechado que como en otras ocasiones, compartimos con todos los seguidores del blog.
Será nuestro paisano Julián, quien de nuevo nos contará la crónica del viaje:
UNA EXCURSIÓN CON MUCHO RITMO. 
Eran poco menos de las ocho de la mañana, del primer día de abril, cuando los excursionistas, llegaban a Despeñaperros. Pasadas las seis de la mañana, arrancaba el autocar que llevaría a los turistas a Almuñécar, provincia de Granada y a la misma capital.
 Ha sido una excursión con mucho ritmo y al compás de tres por cuatro. Si, es verdad, porque se trataba de la, ya más que antigua y repetida excursión organizada por los músicos pertenecientes a la banda municipal de esta localidad.
 Antes de echar a andar, todos se encomendaron a Jesús Nazareno, Patrón y protector de los temblequeños.
 Pasando por la provincia de Jaén, como es sabido, se podía ver como una mancha interminable de color verde oliva, hasta que el nevado Veleta, Sierra nevada, sorprendió, agradablemente a los viajeros. Después de otra avanzadilla, desde lo alto de la cordillera, pudieron observar con gran entusiasmo las anchas y azules aguas del Mediterraneo. La visión del mar suele producir en muchas personas paz, sosiego, recogimiento.
Se hospedaron en Helios, un Hotel-Restaurante de tres estrellas, que podría ser de cuatro. Muy bien elegido por los directores de orquesta. A pié de playa, muy recomendable. Aprovecharon la tarde para visitar una verdadera perla entre los pueblos más bonitos de la zona, Frigiliana.
Tan empinada que ni los árboles están seguros. Muchos desniveles y empinadas cuestas. Es todo él un terreno tan desigual que las escaleras son imprescindibles. Pero merecía la pena, la mayoría quedó en zona baja, segura, otros hasta arriba, no sin resuellos entrecortados. 
Desde arriba el mar de fondo, la inclinación del pueblo, paisajes y la blancura de sus casas, todo un espectáculo maravilloso para contemplar, pero muy difícil de describir. 
A la vuelta, pasaron por Nerja, donde disfrutaron de un buen paseo corriendo por sus calles y viendo escaparates.
En la mañana del día dos, visitaron la colosal Granada, ciudad de monumentos y monumental. Tras visitar el Albaicín y y el mirador de S. Nicolás, por callejas y estrecheces bajaron a la la Catedral por la empinada y escalonada calle de S. Gregorio. A la vuelta comida en ruta y rápido, para visitar las Alpujarras. Hay que verlo y vivirlo para poderlo narrar imparcialmente.
El destino era visitar uno de los pueblos más distinguidos de esa zona por su situación, belleza, singularidad y encanto.
 Situado a mil setecientos metros de altitud, terreno escarpado, e innumerables curvas, pero subirlo en autobús es otra cosa. Con mucho miedo, pero llegamos perfectamente, gracias a un buen conductor, que con pericia y profesionalidad llegó a todas partes. Sí, desde luego hubo un momento de tensión, al cruzarse con otro autobús que bajaba. Había algo de curva y los dos no cabían y el que portaba esta excursión, tuvo que ceder, derrapó un pelín la rueda trasera, pero todo superado, incluso el susto, aliviados continuaron.
Arriba se juntaron diez autocares que para aparcar tuvo que subir algo más arriba. Había mucha gente. Este pueblo vive del turismo. Fabrican chocolate y muchos productos, no solo dulces sino alfombras a las que llaman "jarapas". Les ofrecieron una cata de chocolate, tan bueno estaba, y gratis, que para algunos fue un inconveniente.
Cuando llegaban casi, abajo, y después de tanta curva, algunos necesitaron bolsas para lo que fue y otros bajaron a toda prisa del autocar y dejaron el rastro con lo regurgitado. Dentro del autobús hubo de todo, algunos pringados y el piso que necesitó pase de fregona. Solo quedó leve olorcillo.
Hay que destacar la unión, la buena convivencia y el buen rollo entre estos turistas.
Para el último día, dejaron Almuñecar. El guía intentó que lo vieran desde un trenillo, pero no pudo ser, porque, al parecer, el conductor estaba ese día ausente. Por eso lo hicieron a pié tirando de las fuerzas que quedaban para seguir subiendo y bajando. Pero mereció la pena. 
Visitaron la oficina de turismo, una casa preciosa con un jardín de árboles centenarios y otros restos. Desde allí se trasladaron al museo arqueológico y factoría de salazones, lo que queda de ella, claro.
Por último visitaron el Castillo de S. Miguel con una historia que sería muy prolija para contar.
A la vuelta, muchas risas y felicitaciones, porque todo fue bien planeado, bien aprovechado, y todo acabó bien.
 Y se despidieron felices y satisfechos hasta la próxima excursión.
 TEMBLEQUE, 05-04-2016.

 En el siguiente vídeo, cortesía de Euyín, vemos un amplio resumen de todo lo que nos ha contado Julián:
 Y cómo no, me despido con el siguiente álbum de fotografías, también por gentileza de Eugenio Ariza, agradeciendo a todos estos temblequeños que hayan querido compartir su experiencia con los seguidores del blog, en esta nueva entrega de "Temblequeños por el mundo", y van 27...

1 comentario:

Anónimo dijo...

cuantas cosas se aprenden con estos viajes. muy bonito los de Tembleque paracen andaluces mas que manchegos.